En Minsk disolvieron con contundencia una concentración no autorizada de la oposición enmarcada en el 99 aniversario de la creación de la República Popular de Bielorrusia en 1918.
El “Batka” (Lukashenko), ha dejado bien claro que él no es Yanukovich y que llegado el caso no va a ser tan sensiblero, y menos aún si tenemos en cuenta que ya tuvo anteriormente que atajar otro intento de “revolución de colores”. En las condiciones de guerra fría entre los EE.UU y Rusia, sería extraño que no intentasen desestabilizar Bielorrusia (inmersos como estamos en una concentración de tropas de la OTAN en las fronteras occidentales de Rusia y una intensificación del trabajo de los centros de guerra informativa y psicológica). Algo que además está provocando el propio “Batka” con las movilizaciones que ha habido contra su más que dudosa ley contra el parasitismo y los continuados conflictos ruso-bielorrusos por cuestiones económicas.
Como consecuencia de los acontecimientos de ayer, fueron detenidas decenas de personas y la “revolución de la dignidad bielorrusa” no llegó a producirse. La población local en su mayoría ignoró la convocatoria, lo que en gran medida facilitó el trabajo de los antidisturbios.