Casi todos los días del año están reservados para la celebración, el recuerdo o la conmemoración de algún suceso, vida de alguien o de alguna cosa que es común a la humanidad. Los días del maestro, de la mujer, de la poesía, el día mundial sin tabaco, el día internacional de la felicidad, el día de Mozart…
Hay días que incluso se celebran más de un evento, por ejemplo; el 28 de enero se celebran conjuntamente el día mundial contra la lepra y el día europeo de protección de datos. También el 8 de marzo se celebra en comunión el día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.
Siempre hay algo que celebrar, cada día quedan menos días libres en los que “no pasa nada” en el calendario. Cada cual, según sus creencias e intereses, celebrará más un día que otro, pero lo que es innegable es que hay fechas que son seguidas y conmemoradas por una amplia mayoría.
El 14 de febrero es uno de esos días. Muchos no sabrán que ese día se conmemora el día europeo de la salud sexual, porque en realidad el interés se centra en celebrar la exaltación del amor, pues es el día de San Valentín o de los enamorados.
El día de los enamorados, algo más que una fiesta de consumo más
Esta festividad es otra asimilación más, por parte de la Iglesia Católica, de una celebración pagana dedicada a la fertilidad, cuyo nombre era Lupercalia. En aquellos días, las mujeres eran laceradas con látigos hechos de piel de cabra o de perros y mojadas en esta misma sangre y con ello esperaban conseguir el don de la fertilidad.
Muchas cosas han cambiado desde aquel entonces, aunque en ocasiones sigamos siendo tan primitivos en lo que respeta al trato a las mujeres. Y no solo en lo que respecta a la violencia que se ejerce sobre ellas, sino al trato y a lo que damos por sentado como papel que deben cumplir en la sociedad y dentro de la familia.
Solo hay que ver y analizar un poco los regalos que solemos hacer en un caso y otro, para ella objetos para la cocina y para la limpieza, para ellos objetos de diversión o relacionados con el motor, por poner un ejemplo.
Hay que dar la vuelta a este tipo de actitud, para que se englobe en todo el conjunto de cosas, acciones y actitudes que debemos de modificar en relación a la mujer.
Es por tanto igual de sensato cambiar el rol de los regalos y que en esta ocasión sea ella la que decida regalarle a él un objeto dedicado a la limpieza, por ejemplo, uno de los electrodomésticos más útiles para un hogar, un aparato con gran potencia de aspiración, eligiendo el mejor aspirador de mano para que trabaje eficientemente en algo que debe ser compartido siempre; el cuidado del hogar.
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El regalo más acertado
Hay regalos que poco a poco se van introduciendo en la conciencia de las personas como regalos sin género, aquellos que puedes regalar tanto a hombre y mujeres; los libros, la música o las flores son tres clásicos.
Sí, también las flores. En el día del padre o en San Valentín es un regalo de plena actualidad, y es que a los hombres también les gustan las flores, todos tienen una flor favorita con la que se sienten identificados, además cada flor significa algo, y eso es un mensaje añadido que realiza quien regala.
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Regalar flores es y siempre será el perfecto regalo para el día de San Valentín hacia la persona que amas, indiferentemente del género al que pertenezca tu pareja.
