Madrid, año 2015, el Coordinador Federal de Izquierda Unida, Cayo Lara, da un discurso a puerta cerrada ante la presidencia federal de la organización, que algún militante «muy leal» graba y envía a Infolibre.
Durante aquel discurso, Lara pronunció las siguientes palabras: «¿Creéis que podemos estar cinco meses pegándonos de hostias en esta organización con mensajes negativos y decir que queremos tener un porcentaje de subida de voto? ¿Pero quién se ha creído eso?».
Se refería el dirigente de Izquierda Unida a la quinta columna que Podemos ya tenía instalada dentro de IU, que acababa de romper la federación madrileña, y que, con el inestimable apoyo de la prensa, en especial La Sexta y Público, terminaron fagocitando a la organización y colocando a un pelele de Roures al frente de la misma.
«Yo no creo que Podemos sea el sujeto del cambio y de la transformación social de este país, no lo creo» decía Lara por aquel entonces.
Tres años y medio después de aquellas declaraciones, «la izquierda» española acaba de aprobar en Madrid la «condena explícita» al Sandinismo, y ha mostrado su apoyo, tanto a la extrema derecha nicaragüense como al fascismo venezolano, que prende fuego a obreros en plena calle para hacer caer a Maduro.
Esto ha ocurrido sin apenas debate interno, sin ningún dirigente, territorial o no, exigiendo responsabilidades, y con una turba de acólitos bramando contra la izquierda marxista que aún intenta defender al Frente Sandinista y a la izquierda latinoamericana.
«La izquierda» ha sido domesticada, y su única función social actual es dividir a la clase obrera española en pequeños grupos enfrentados entre sí, gays contra feministas, catalanes contra madrileños, mujeres contra hombres, etc.
Al tiempo que esto ocurre, en el día de hoy se han hecho públicos los últimos datos de la más reciente encuesta realizada por Metroscopia. Pablo Iglesias sigue el siendo el líder peor valorado, y Podemos (sumando los votos de IU) se queda con un 16,1%, muy lejos de aquel 17-20% que le daban las mismas encuestas a IU en mayo-junio de 2013, tan solo unos meses antes de que Pablo Iglesias y los suyos fundaran Podemos.
