Ya sea con relleno más mullido, más rígido, de forma cuadrada, redondo, con bordado, irregular, en forma de corazón… los puffs son una tendencia decorativa de hace años que se sigue manteniendo y que cada vez atrapa a más seguidores.
Válidos para ambientes más informales y tanto para el espacio doméstico como el comercial: chiringuitos, bares, colegios y guarderías, estos curiosos asientos pueden ser la solución perfecta cuando se trata de recibir a muchos invitados.
¿Qué son los puffs?
Un puff es un tipo de asiento particular que posee una doble función: decorar y aportar comodidad. Es un asiento o sillón que carece de respaldos y de brazos y que por lo general es de poca altura, para sentarse cerca del suelo.
Son muy comunes en el mundo oriental, para comer en mesas bajas o incluso en el suelo. En Europa estos asiento son comunes desde el siglo XIX, y empezaron a incorporarse en las casas a modo de taburete bajo, para ocultar las patas.
Por norma general este taburete se utilizaba como complemento a un sillón para apoyar los pies, si bien también era utilizado como asiento. La expansión de este originario puff trajo consigo su popularización y las nuevas formas y diseños en este asiento.
¿Cuáles son las ventajas de tener uno o varios puffs?
La primera razón que lleva a mucha gente a comprarse un puff es su utilidad. Son elementos móviles, que se pueden desplazar en cualquier espacio de la vivienda. Sus rellenos suelen ser ligeros, de modo que pesan poco y son fácilmente transportables. Así mismo, se deslizan con mucha facilidad.
A esto tenemos que sumarle que son muy cómodos, deben serlo porque no todo el mundo quiere sentarse a una altura muy cercana al suelo. La comodidad es su principal característica. Algunos de ellos son tan acogedores que incluso atrapan, resultando en ocasiones difícil salir de ellos.
La tercera razón para incorporar un puff en la vivienda es que son muy funcionales. A diferencia de lo que mucha gente puede pensar, un puff no es simplemente un asiento confortable que se adapta a la forma de la persona que se sienta y que no posee brazos. En la actualidad hay Puffs para todos los gustos: sin forma, con forma, pequeños para apoyar los pies, grandes y largos, los hay que sirven también como almacenamiento de objetos, etc.
Un cuarto motivo que invita a comprar uno de estos asientos es que son ideales para ofrecer un estilo desenfadado, una decoración diferente que se acerque al estilo chill out. Para espacios de la vivienda como el jardín o el porche, así como en las habitaciones de los más pequeños son muy interesantes. Además, en el mercado existe mucha variedad de estos asientos, de modo que es fácil que haya alguno que se adapte bien a lo que se va buscando.
Un último aspecto positivo de este tipo de asientos es que son muy fáciles de limpiar. Aquí recuperamos el punto anterior, la idoneidad de colocar puffs en el exterior o en la habitación de los más pequeños. En este último caso, si apostamos por puffs para la habitación infantil o la sala de juegos, deberíamos optar por asientos que sean resistentes y duraderos, pues los pequeños suelen ser menos comedidos a la hora de tomar asiento.
¿Con qué se fabrican los puffs?
En la actualidad, estos asientos están rellenos en la mayoría de ocasiones con copos o bolas de poliuretano expandido, un plástico muy resistente pero ligero que permite su fácil desplazamiento.
En el caso de puffs rígidos, el material es distinto, habitualmente una espuma de poliuretano a la que se incorpora una estructura de madera para mantener su forma cuando se coloca peso sobre ellos.
En la parte exterior, el tejido puede ser tela o polipiel. La parte exterior es la que da diseño y forma al asiento, pues en el interior, salvo esa estructura de madera en ciertos puffs, no cuenta con nada más. Como comentábamos con los más pequeños, es importante elegir un tapizado resistente y flexible que evite su deformación. Además de esto, las costuras deben ser fuertes, para evitar que se salga el relleno.