Los tipos de interés tienen una importancia vital a la hora de tomar nuestras decisiones de inversión, incluso por encima de otros factores como son la rentabilidad esperada y el riesgo.
La clave está también en saber si es mejor invertir con los tipos bajos o altos. Si atendemos a los expertos, para una estrategia a medio plazo, lo mejor es invertir con tipos altos y que caigan en un futuro a invertir en tipos bajos y que luego suban.
Sin embargo, en la actualidad estamos ante una situación de tipos de interés bajos. El Banco Central Europeo (BCE), bajo la nueva presidencia de Christine Lagarde, ya ha confirmado que los mantendrá así en 2019/20 como respuesta a la previsión de desaceleración de la economía y nada parece indicar que esta tendencia vaya a cambiar de rumbo en los próximos años.
Vemos que esta situación afectaría sobre todo a los inversores más conservadores, ya que van a tener que asumir que en este contexto no queda otra que moverse hacia activos con mayor riesgo para generar al menos en parte la rentabilidad requerida.
Oportunidades de inversión
Así pues, aunque la coyuntura económica y las tensiones geopolíticas no acompañan, hay que saber encontrar las oportunidades de inversión en un entorno de tipos bajos.
Para aquellos inversores que decidan operar en forex, a largo plazo la bolsa sigue siendo el activo más rentable siempre que contemos con una parte de ahorros que no vayamos a necesitar en el corto.
Los activos más atractivos para invertir con tipos bajas serían el capital riesgo, el inmobiliario, la renta variable y la renta fija.
Dentro de la renta variable, por ejemplo, los fondos de dividendos y las acciones que reparten dividendos ofrecen rendimientos interesantes. Pero éstos no han de ser sólo a corto plazo, sino también al largo plazo. Para llevar una buena estrategia de dividendos tendremos que atender a la sostenibilidad de los mismos y la calidad de las acciones; la diversificación por sectores y zonas geográficas; así como a los modelos con grandes barreras de entrada.
Si por el contrario buscamos activos refugio, en momentos de incertidumbre, los activos reales, como metales preciosos, y la deuda pública pueden ser buenos candidatos. No hay que olvidar que el oro nos protege de las divisas y de las decisiones de los bancos centrales y siempre se revaloriza con el tiempo. Desde que el oro comenzó a cotizar en los años setenta se ha revalorizado de media un 9% anual.
Por su parte, el mercado inmobiliario vive en la actualidad un buen ritmo de crecimiento, lejos del último pinchazo de hace una década.
También hay sectores que van a ser líderes del mañana. Las empresas que apuestan ya por la inteligencia artificial, la robótica, medicina preventiva o vehículos autónomos van a marcas las tendencias inversoras de los próximos años.
Las energías renovables también van a estar en el centro de visión de los inversores, sobre todo teniendo en cuenta que los futuros cierres de las plantas de carbón y de la energía nuclear. Esto significa que en las próximas décadas el 40% de la electricidad se tendrá que producir con energía renovable.
En definitiva, en un contexto de incertidumbre económica y bajos tipos de interés, seguiremos encontrado muchas y diferentes oportunidades de inversión. Solo hay que decidir los instrumentos en función de nuestra estrategia y la tolerancia al riesgo en función del perfil inversor de cada uno.