Cómo transformar nuestro escritorio en un espacio más productivo

In Sociedad
febrero 09, 2022

Hasta ahora, nuestro hogar era un templo de descanso y procrastinación prohibido para el frenesí exterior. Sin embargo, la pandemia y el consecuente auge del trabajo y los estudios a distancia ha cambiado esto para siempre. Con ello, espacios comunes como el escritorio son hoy un entorno que debe fortalecer nuestra productividad. Motivo por el que es preciso adaptarse al cambio, pero sin traicionar nuestro propio estilo.

La necesidad de adaptarse al cambio

Aunque la capacidad de adaptarse a cualquier espacio y situación sea un instinto atávico de supervivencia, el ser humano goza de la capacidad de transformar el entorno para adaptarlo a las necesidades que acontezcan en un momento u otro. Este, justamente, es el factor que ha dado lugar a aquello que llamamos civilización, entendida en dicho caso como un conjunto de personas que coexisten en un espacio tranquilo y seguro. Sin embargo, esa misma idea no sólo pertenece a una querencia colectiva, sino que también se traslada a cada ser humano de forma individual. Algo que, para el día a día, contribuye a mejorar nuestra atención y productividad gracias a la atmósfera idónea.

Actualmente, y aunque pueda parecer contradictorio, la pandemia ha forzado a muchos individuos a readaptarse a su propio hogar. Ahora, un recinto donde toma cada vez más fuerza el trabajo y los estudios a distancia. Es por ese motivo que, si bien antaño el escritorio era más o menos un mobiliario auxiliar para alguna que otra tarea puntual, hoy es preciso conseguir un escritorio adaptado a la nueva normalidad. En su ejemplo más básico de metamorfosis, apostando por una silla de oficina ergonómica y de calidad por encima de su mera apariencia. Aunque, en algunos casos, siempre podemos aunar comodidad y estética para que nuestro día a día se desarrolle con mayor fluidez.

¿Por qué es importante transformar nuestro escritorio?

Normalmente, tendemos a cambiar el estilo y la practicidad de nuestro escritorio siempre en consonancia con nuestras etapas vitales. Sin embargo, la persistente pandemia ha convertido el hogar en otra trinchera de combate que, nos guste más o nos guste menos, y a pesar de que la situación se estabilice, amenaza con readaptar el modo —y el lugar— donde estudiamos y trabajamos. Por ello, muchos se han percatado de que lo que antes parecía práctico, hoy ya no lo es. Razón por la que, al incorporar una realidad distinta a nuestro escritorio de toda la vida, tanto sus prestaciones como su imagen no han podido satisfacer nuestras nuevas necesidades.

En ese sentido, cabe recalcar que es notorio el modo en que el entorno, tanto a nivel estético como práctico, es capaz de afectar a nuestro desarrollo. En este caso, basta con un espacio acorde a la tarea a realizar para sentir cómo nos desenvolvemos mejor que con otro. Exponiendo una analogía, nuestra capacidad de concentración no es la misma si estudiamos en una biblioteca en lugar de en casa. Especialmente, a causa de que existen muchas distracciones en nuestro entorno doméstico —puestas para ello, dado que el hogar es un ecosistema de descanso y ocio— que pueden alterar la productividad dando paso a la procrastinación que debemos evitar.

Consejos para conseguir un espacio productivo

Con el trabajo y los estudios telemáticos llamando a la puerta, nuestro escritorio ya no volverá a ser constantemente un lugar de holgazanería y distracción. Por ello, uno de los criterios básicos es dar con un mobiliario que nos mantenga productivos. A tales efectos, y como se ha mencionado anteriormente, es preciso adquirir una silla que no sea únicamente cómoda, sino que nos permita adquirir la postura corporal correcta. Consecuencia directa de la tendencia a recostarnos a lo ancho y largo de nuestra silla de escritorio para realizar tareas ociosas, esto es preciso para evitar daños en nuestra espalda causados por el sedentarismo inherente al trabajo de oficina o al estudio.

También en relación a la productividad, es recomendable optar por una mesa limpia y espaciosa, que nos permite organizar todo el papeleo necesario para cada cosa. Esto, además, nos ayudará a conseguir una mejor gestión de nuestras herramientas de estudio o de trabajo —más aún, si incluimos cajoneras prácticas al paquete. Asimismo, y como uno de los elementos, quizá, más olvidados en cualquier espacio productivo que se precie, debemos tener especial atención a la iluminación. A fin de no forzar los ojos y cansarnos la vista, tanto las lámparas techo como los flexos son vitales para centrarnos, preferiblemente con luz fría o de poca calidez para no relajarnos demasiado.

La estética también importa

Una vez diferenciados los criterios productivos de nuestro escritorio, cabe recordar que la apariencia del entorno también afecta a nuestra productividad. Y en más sentidos de los que cabría esperar. Siendo necesario advertir de que un espacio muy recargado con objetos y adornos puede desconcentrarnos —por lo que un entorno minimalista augura mayor focalización—, el modo en que éste luce es también importante para nuestra capacidad de adaptación. Sea cual sea la estética que nos identifica, es preciso que los cambios de estilo no nos enajenen y aparten de la tarea. Es decir, que, a pesar de la transformación, el nuevo escritorio mantenga siempre algo nuestro.

Así, una decisión recomendable es la de reducir sutilmente nuestra estética ideal, dirigiéndola a detalles como el color, el estilo del mobiliario o los elementos a utilizar en cada caso —en tiendas online como North Deco existen modelos de todos los colores y diseños. Esto nos permitirá sentirnos cómodos, pero no procrastinadores. En todo momento, la distracción es nuestra peor enemiga. Sin embargo, eso no quiere decir que limitemos nuestro espacio desvirtuándolo hacia un entorno que nos transmita rechazo. Más bien, se trata de adaptar nuestro estilo, sin traicionarlo, a los matices de una normalidad bajo cuyo techo deberemos resistir aún más tiempo.

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Escritor profesional, autor de novela, cuentos y relatos, algunos premiados. Columnista en diversos medios. Creador de contenidos, redactor y copywriter.