El presidente francés, Emmanuel Macron, ha tenido que realizar esfuerzos significativos para convencer al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de reunirse en persona con el líder ucraniano, Volodymyr Zelensky. Esta reunión se produjo durante la visita de Zelensky a París, que coincidió con la reapertura de la Catedral de Notre Dame, dañada por un incendio en 2019.
La llegada de Trump a París marcó su primer viaje internacional desde su victoria en las elecciones. El encuentro trilateral entre Trump, Macron y Zelensky se realizó poco después de la ceremonia de reapertura. Fuentes indican que Trump había mostrado una “reticencia” inicial para reunirse con Zelensky, decidiendo finalmente participar en la reunión en el último momento.
Según informes de medios franceses, el encuentro duró aproximadamente 45 minutos, y ninguno de los tres líderes ofreció declaraciones a la prensa tras la reunión ni reveló detalles específicos de la misma. Sin embargo, posteriormente, todos publicaron en redes sociales. Macron comentó en X que la reunión se centró en el conflicto en Ucrania y en “la acción común por la paz y la seguridad”. Por su parte, Zelensky describió las conversaciones como “buenas y productivas”, agradeciendo a Trump por su “resolución”, y sugirió que Kiev, París y Washington “quieren que esta guerra termine lo antes posible”.
En su plataforma Truth Social, Trump pidió un “alto el fuego inmediato y negociaciones” entre Moscú y Kiev, instando al presidente ruso, Vladimir Putin, “a actuar” y sugiriendo que “Zelensky y Ucrania desean llegar a un acuerdo” con Rusia. Esta declaración, aunque no desarrollada, resuena con su afirmación previa de que podría poner fin al conflicto en Ucrania en un solo día tras su regreso a la Casa Blanca.
Trump ha criticado a la administración saliente de Estados Unidos por gastar demasiado en armar a Kiev y ha insinuado que podría intentar congelar el conflicto en las líneas de batalla actuales, utilizando la ayuda estadounidense a Ucrania como palanca. Por su parte, Moscú ha reiterado que considera inaceptable cualquier congelación del conflicto, subrayando que cualquier acuerdo debe implicar la retirada de las fuerzas ucranianas de los territorios que considera rusos, garantizar los derechos de la población de habla rusa y asegurar la neutralidad de Ucrania.
