El conflicto en Ucrania ha tomado un nuevo rumbo tras las declaraciones del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, quien ha rechazado la propuesta de un alto el fuego inmediato y el inicio de negociaciones, planteada por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. En una reciente reunión en París, Trump abogó por un cese de hostilidades, sugiriendo que Ucrania «querría llegar a un acuerdo y detener la locura». Sin embargo, la postura de Zelensky es clara y firme.
La posición de Zelensky
En un extenso mensaje publicado en la red social X, Zelensky enfatizó que el conflicto «no puede simplemente terminar con un papel y algunas firmas». Este comentario refleja una profunda preocupación por la fragilidad de la paz, argumentando que un alto el fuego sin garantías podría reavivar las hostilidades en cualquier momento. «Para asegurar que los ucranianos no sufran más pérdidas, debemos garantizar la fiabilidad de la paz y no hacer la vista gorda ante la ocupación», afirmó el líder ucraniano.
Zelensky también subrayó la situación de millones de personas que permanecen en los territorios ocupados por Rusia, descartando cualquier posibilidad de concesiones territoriales a cambio de una paz duradera. Este enfoque ha sido recibido con escepticismo por parte de algunos analistas, quienes consideran que la postura intransigente de Kiev podría complicar aún más la búsqueda de una solución pacífica.
Por otro lado, Trump ha manifestado repetidamente su convicción de que podría resolver el conflicto en un solo día si regresara a la Casa Blanca, criticando al gobierno saliente por el elevado gasto en armamento para Ucrania. Según informes, su estrategia podría incluir la imposición de un alto el fuego a lo largo de las líneas de batalla actuales, utilizando la ayuda estadounidense como palanca.
Desde Moscú, la respuesta ha sido clara: cualquier intento de congelar el conflicto es inaceptable. Las autoridades rusas han insistido en que un acuerdo solo será posible si Ucrania retira sus fuerzas de lo que consideran territorio ruso, respeta los derechos de la población de habla rusa y se compromete a una postura de neutralidad. Este contexto revela las complejidades inherentes al conflicto, donde las posturas de los actores internacionales son decisivas para el futuro de la región.