El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha reafirmado su compromiso de aumentar la producción de petróleo y gas, una estrategia que promete revitalizar la economía estadounidense mediante el acceso a energía asequible. Este enfoque, que ha sido una constante en su discurso político, se enmarca dentro de una política energética que favorece a la industria de los combustibles fósiles.
Trump ha manifestado su intención de facilitar la obtención de permisos de perforación para las empresas energéticas y de construir más infraestructura energética. Estas medidas están dirigidas a potenciar la producción de petróleo y gas natural, así como a permitir que las empresas energéticas estadounidenses puedan exportar más gas natural al extranjero. Este tipo de políticas, que priorizan el aumento de la oferta sobre la regulación de la demanda, son vistas por algunos como una forma de garantizar la independencia energética del país.
Compromiso con la producción energética
En una reciente entrevista con NBC News, Trump reiteró su promesa de incrementar la producción de petróleo, utilizando el lema «drill, baby, drill», que ha resonado en su campaña desde 2008. Este enfoque ha sido criticado por algunos sectores que abogan por una transición hacia energías más limpias, pero Trump ha defendido su estrategia como una solución para reducir los costos energéticos para los ciudadanos estadounidenses.
El presidente electo también ha criticado la administración actual de Joe Biden por su manejo de los precios de la energía, sugiriendo que su política ha llevado a un aumento en los costos para los consumidores. En un mitin en Las Vegas, Trump afirmó: «Vamos a perforar, vamos a reducir sus costos energéticos». Esta retórica refleja una clara intención de revertir las políticas que limitan la producción de combustibles fósiles en favor de un enfoque más agresivo hacia la explotación de recursos naturales.
Además, Trump ha anunciado la selección del gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, como su secretario del Interior. Burgum es conocido por haber facilitado la apertura de grandes extensiones de tierras públicas para la fracturación hidráulica, lo que sugiere un enfoque aún más expansivo hacia la producción de petróleo y gas en el futuro. La administración Trump se propone, así, seguir consolidando a Estados Unidos como el principal productor mundial de petróleo, con proyecciones que indican un aumento en la producción a 13,5 millones de barriles por día en el próximo año.