El partido Podemos ha intensificado su presión sobre el Gobierno de Pedro Sánchez en un momento clave, ya que se prepara para rechazar los Presupuestos de 2025. Desde la formación morada, se asume que la exigencia de un nuevo impuesto a las energéticas, condición fundamental para iniciar las negociaciones, no será atendida por el Ejecutivo, lo que lleva a los dirigentes de Podemos a considerar roto el acuerdo que habían sellado anteriormente con el PSOE para salvar su reforma fiscal en el Congreso.
A medida que avanza el tiempo, Podemos está elaborando un relato que les permita justificar un eventual fracaso del proyecto presupuestario, buscando así eludir cualquier responsabilidad por las posibles repercusiones que este hecho podría acarrear para la estabilidad del Gobierno. Un escenario como este dejaría a Sánchez en una posición comprometida, ya que no ha logrado aprobar ninguna ley de presupuestos desde las últimas elecciones generales.
La estrategia de Podemos y sus exigencias
Tras las elecciones europeas, Podemos ha adoptado una estrategia de desgaste hacia el Gobierno, con el objetivo de posicionarse como la alternativa a la izquierda del PSOE. En los últimos meses, las exigencias de Podemos para sentarse a negociar los Presupuestos se han vuelto más radicales, incluyendo demandas como la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel y la implementación de una ley que reduzca en un 40% los alquileres, propuestas que se consideran difíciles de llevar a cabo.
Recientemente, Podemos lanzó un ultimátum al Gobierno, indicando que no participarían en las negociaciones a menos que se cumpliera el acuerdo sobre el impuesto a las energéticas, que incluía la promesa de prorrogar la figura actual antes de finalizar el año. Sin embargo, la falta de respuesta del PNV y Junts ha llevado a Podemos a considerar incumplido el pacto y a rechazar cualquier otra negociación a menos que el PSOE garantice los votos necesarios para mantener la recaudación extraordinaria de las empresas energéticas.
Podemos también ha exigido que Sánchez utilice todos los recursos a su disposición, incluso la cesión de competencias, como se ha hecho en negociaciones anteriores con otros partidos. Sin embargo, la sensación dentro del partido es que no existe la voluntad política para avanzar en esta línea, y ya se están preparando para afrontar un eventual bloqueo de las cuentas ante la opinión pública.
La importancia de los cuatro votos de Podemos es crucial para mantener la mayoría que apoya al Gobierno de Sánchez. No obstante, en los últimos días, han surgido voces dentro de la formación que amenazan con una «ruptura total» con el Ejecutivo si no se cumplen sus condiciones, alineándose con una estrategia similar a la que ha adoptado Junts en la actual legislatura.
Este cambio de tono en el discurso de Podemos se ha hecho evidente en las últimas semanas. Si bien en septiembre se mostraban confiados en que Sánchez tendría que convocar elecciones si no lograba aprobar los Presupuestos, ahora intentan desvincular cualquier fracaso en este ámbito de la estabilidad del Gobierno. Afirman que, en caso de que los Presupuestos decaigan, esto no comprometería la legislatura, apoyándose en las declaraciones del propio Sánchez sobre gobernar «con o sin el poder legislativo».
Podemos busca, de esta manera, restar importancia a las posibles consecuencias de un fracaso presupuestario y evitar el desgaste que podría suponer una convocatoria electoral en un contexto donde no hay garantías de revalidar un gobierno de izquierdas. La situación interna del partido es también un factor a considerar, ya que deben celebrar su próxima Asamblea Ciudadana antes de junio, donde se renovarán sus órganos de dirección.