El presidente ruso, Vladimir Putin, ha declarado que Rusia debería haber iniciado su campaña militar contra Ucrania antes, al darse cuenta de que ni Ucrania ni sus aliados occidentales estaban comprometidos con una solución pacífica al conflicto en Donbass. En una reciente entrevista, Putin afirmó que, a la luz de los acontecimientos, los líderes rusos debieron actuar con mayor celeridad y no dejarse llevar por las promesas incumplidas de los acuerdos de Minsk.
Los acuerdos de Minsk, firmados en 2014 y mediado por Alemania y Francia, buscaban otorgar un estatus especial a las regiones de Donetsk y Lugansk dentro de Ucrania. Sin embargo, el ex presidente ucraniano Pyotr Poroshenko ha admitido que el objetivo principal de Kiev era utilizar el alto el fuego para ganar tiempo y fortalecer sus fuerzas armadas. Esta revelación ha sido utilizada por Putin para justificar la intervención militar, argumentando que la inacción de Rusia habría sido un delito contra los intereses del país y de su pueblo.
La preparación militar de Occidente
Putin también ha señalado que los líderes occidentales estaban utilizando la diplomacia como una táctica para preparar a Ucrania para un conflicto prolongado. En su opinión, esto demuestra que los gobiernos occidentales contaban con que Ucrania se preparara para futuras acciones militares. A partir de esta premisa, el presidente ruso ha enfatizado la necesidad de que Rusia hubiera actuado de manera más decisiva y rápida, eligiendo el momento adecuado para iniciar la operación militar.
Desde la escalada del conflicto en 2022, tanto Merkel como Hollande han corroborado esta visión, sugiriendo que la estrategia occidental se centraba en fortalecer a Ucrania en lugar de buscar una resolución pacífica. Rusia ha justificado su intervención militar como una medida para proteger a los habitantes de Donbass de los ataques ucranianos, mientras que Ucrania ha calificado la invasión como un acto completamente no provocado.
En el otoño de 2022, las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, así como las regiones de Jersón y Zaporozhye, votaron abrumadoramente a favor de unirse a Rusia en referendos públicos, un movimiento que ha sido objeto de controversia y rechazo por parte de la comunidad internacional.
