El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha manifestado su indignación ante las tarifas de paso “exorbitantes” que impone Panamá a los buques estadounidenses que transitan por el Canal de Panamá. En un mensaje publicado en la red social Truth Social, Trump calificó estas tarifas de “ridículas”, especialmente considerando la “extraordinaria generosidad” que, según él, ha mostrado Estados Unidos hacia Panamá a lo largo de los años.
El Canal de Panamá, que maneja aproximadamente el 5% del comercio mundial, cobra tarifas que oscilan entre 0,50 dólares y 300,000 dólares, dependiendo del tipo de barco y su carga. Este importante pasaje acuático fue construido bajo la supervisión de Washington en 1914 y ha sido vital para la economía estadounidense, ya que más del 70% de la carga que lo atraviesa tiene como origen o destino Estados Unidos.
La historia del Canal y su control
En 1999, Estados Unidos transfirió el control total del canal a Panamá, conforme al tratado firmado en 1977 por el entonces presidente Jimmy Carter. Sin embargo, Trump ha calificado esta decisión como “tonta”, argumentando que el canal no fue entregado para que Panamá lo gestionara en beneficio de terceros, como China. Según sus declaraciones, “no fue dado para que Panamá cobrara precios exorbitantes a Estados Unidos, incluyendo a su Marina y a sus corporaciones”.
Trump ha advertido que si Panamá no respeta lo que él considera los principios morales y legales de este “gesto magnánimo”, Washington podría exigir que el Canal de Panamá sea devuelto a su control “en su totalidad y sin cuestionamientos”. Además, ha expresado su preocupación por el hecho de que varias instalaciones portuarias cercanas al canal están operadas por empresas chinas, lo que, a su juicio, podría poner en riesgo la seguridad y el control estratégico de esta vía marítima.
La historia del Canal de Panamá también incluye una significativa intervención militar estadounidense. En 1989, Panamá fue objeto de una invasión por parte de Estados Unidos, que buscaba derrocar al general Manuel Noriega, quien era el líder de facto del país y estaba acusado de narcotráfico. Aunque la duración del conflicto fue breve, la intervención ha sido objeto de críticas debido a las numerosas víctimas civiles que se registraron, estimadas en cientos o incluso miles.