Un reciente estudio publicado en la revista Metabolism por investigadores del Baylor College of Medicine y de la Universidad de Texas Health Science Center en Houston ha arrojado luz sobre los circuitos cerebrales y mensajeros químicos que regulan el inicio de las comidas y la ingesta de alimentos. Estos hallazgos tienen implicaciones significativas para el desarrollo de terapias más efectivas en la lucha contra la obesidad, un problema de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo.
El papel de la serotonina y otros neurotransmisores
La serotonina, un neurotransmisor conocido por su capacidad para suprimir el apetito, ha sido objeto de estudio durante años. Según el Dr. Yong Xu, autor principal del estudio y profesor de pediatría y nutrición, la comprensión de cómo la serotonina regula la ingesta de alimentos es crucial para mejorar el diseño de medicamentos contra la obesidad, dado que muchos tratamientos existentes presentan efectos secundarios indeseables y han sido retirados del mercado.
En esta investigación, el equipo de Xu ha explorado un componente poco conocido de la regulación de la alimentación mediada por la serotonina. Se enfocaron en los circuitos cerebrales y neurotransmisores que regulan la actividad de las neuronas productoras de serotonina, activándolas o inhibiéndolas en momentos clave para lograr un consumo alimentario equilibrado. «Nos preguntamos cómo podemos aprovechar este sistema para regular la alimentación», afirmó Xu.
Las neuronas serotoninérgicas se encuentran principalmente en el núcleo del raphe dorsal (DRN) en el mesencéfalo y proyectan a varias regiones del cerebro, incluyendo el núcleo arcuato del hipotálamo (ARH). El estudio reveló que el circuito del ARH y dos neurotransmisores, el GABA y la dopamina, desempeñan un papel fundamental en el inicio de las comidas.
Mediante modelos animales, los investigadores encontraron que, cuando los animales tienen hambre, las neuronas serotoninérgicas en el DRN son inhibidas por el GABA y la dopamina. Esta inhibición reduce los niveles de serotonina en el cerebro, lo que facilita el inicio de la comida. A medida que los animales se alimentan y alcanzan la saciedad, las señales inhibitorias sobre las neuronas de serotonina disminuyen, permitiendo la producción de más serotonina para inhibir la ingesta alimentaria a través de proyecciones hacia el ARH.
Una de las características más interesantes de este estudio es que GABA y dopamina actúan de manera sinérgica; cuando ambos neurotransmisores están presentes, las neuronas de serotonina parecen estar más inhibidas que cuando solo uno de ellos está presente. Este descubrimiento mejora nuestra comprensión sobre cómo el cerebro gestiona el peso corporal y la alimentación, centrándose en las etapas específicas del comportamiento alimentario, como es el inicio de las comidas.
El equipo de investigación también se muestra interesado en identificar señales que regulen otras fases de la alimentación, lo que podría abrir nuevas vías en el desarrollo de fármacos para tratar la obesidad. Este enfoque multidisciplinar es clave para abordar un problema de salud que, aunque complejo, requiere una atención y recursos significativos por parte de la comunidad científica y las instituciones de salud pública.
Los autores del estudio, que incluyen a numerosos investigadores del Baylor College of Medicine y de la Universidad de Texas, han sido apoyados por diversas instituciones, incluyendo el USDA y los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., reflejando la importancia y el interés que genera esta área de investigación en la actualidad.