El impacto transformador del kárate en jóvenes en riesgo
A la entrada del gimnasio Ludus SIPR Dojo, ubicado en Vitoria, se encuentra una espada de madera suspendida del techo, un símbolo que invita a los jóvenes a reflexionar sobre la disciplina y el esfuerzo necesarios para alcanzar la libertad personal. Este dojo, dirigido por Iván Pérez Robles, busca ofrecer a adolescentes con problemáticas sociales una vía de escape a través de las artes marciales. Pérez Robles enfatiza que romper las cadenas de sus circunstancias no es un logro inmediato, sino un proceso que requiere dedicación y superación diaria.
La historia de Pepe, un joven que encontró su camino a través del kárate, ilustra el potencial transformador de esta práctica. Originario de Marruecos y con un pasado complicado, Pepe llegó a España tras una dura travesía. En sus primeros días en Vitoria, sus comportamientos desafiantes habían llevado a que se considerara su traslado a un centro privado. Sin embargo, tras recibir la atención y el apoyo adecuados, comenzó a canalizar su energía en el entrenamiento. A los pocos meses, su actitud cambió drásticamente; dejó atrás hábitos destructivos y se enfocó en su desarrollo personal. A lo largo de un año de dedicación, no solo se convirtió en campeón de España, sino que además inició sus estudios en mecánica, logrando un cambio notable en su vida.
El proyecto de Iván Pérez Robles, que lleva en marcha casi un cuarto de siglo, se centra en la educación y formación de jóvenes en situaciones vulnerables. A través de un enfoque individualizado, se busca no solo mejorar sus habilidades en el kárate, sino también fomentar la disciplina y el respeto. Los resultados son tangibles: se ha observado una disminución en los índices de violencia entre los jóvenes que participan en estas actividades, así como una mejora en su rendimiento académico. Este enfoque ha sido reconocido por las instituciones, que incluso han permitido a los jóvenes competir fuera de la provincia, contribuyendo así a su integración social. Ludus SIPR Dojo no solo es un gimnasio, sino un espacio de transformación donde el kárate se convierte en una herramienta para el empoderamiento y la superación personal.