Aymeric Laporte: De sus raíces al triunfo con la selección española
Aymeric Laporte, defensor de la selección española y del equipo inglés Manchester City, ha estado vinculado al deporte desde su infancia en la localidad francesa de Agen. Criado en una familia donde el rugby y el fútbol eran parte de la tradición, el amor por el deporte fue inculcado en él desde una edad temprana. Su padre, jugador de rugby y fútbol, y su madre, dedicada al fútbol, cimentaron su camino hacia una carrera profesional. Desde los cinco años, Laporte comenzó a jugar al fútbol y a los once se trasladó a un internado para compaginar sus estudios con su pasión futbolística, lo que marcó el inicio de su prometedora trayectoria.
El ascenso de Laporte en el mundo del fútbol profesional comenzó en el Athletic Club de Bilbao, donde tuvo la oportunidad de entrenar con el primer equipo bajo la dirección de entrenadores que valoraban la cantera. Su debut en el primer equipo se produjo de la mano de Marcelo Bielsa, quien, a pesar de ser un técnico exigente, le permitió desarrollar su estilo de juego. A lo largo de su carrera, Laporte ha demostrado ser un defensor técnico, reconocido por su capacidad para anticipar jugadas y realizar pases precisos, habilidades que le han permitido evolucionar como central en diferentes estilos de juego, desde el enfoque físico de Bielsa hasta el más posicional de Pep Guardiola en el Manchester City.
La carrera internacional de Laporte tomó un giro significativo cuando decidió representar a España, después de no haber debutado con la selección absoluta de Francia a pesar de su paso por las categorías inferiores. Su incorporación a la selección española fue una decisión que le ha permitido vivir uno de los momentos más altos de su carrera: la conquista de la Eurocopa. A pesar de no ser considerados favoritos al inicio del torneo, el equipo demostró su calidad y cohesión, superando a varias selecciones campeonas del mundo. Para Laporte, este triunfo ha sido un hito no solo en su trayectoria profesional, sino también un motivo de orgullo personal, especialmente por el apoyo de su familia y su deseo de seguir cosechando éxitos en el fútbol internacional.
