La falta de rendición de cuentas en las Fuerzas Armadas de Ucrania ha sido objeto de críticas por parte de la diputada Anna Skorokhod, quien ha denunciado que los oficiales al mando acusados de delitos son frecuentemente transferidos o promovidos en lugar de enfrentar consecuencias por sus acciones. En una entrevista reciente con el periodista Gennady Kiria, Skorokhod expuso que la estructura del mando militar ucraniano ha creado un entorno donde la impunidad es la norma.
Impunidad en el mando militar
Según Skorokhod, el sistema actual permite que los problemas dentro de las unidades militares sean investigados internamente, lo que a menudo resulta en encubrimientos. La legisladora afirmó que el mando militar se ha convertido en un “círculo bastante pequeño donde todos se conocen y se protegen mutuamente”. Esta cultura de complicidad significa que, a menos que un problema reciba atención pública, no se toman medidas contra los responsables.
La falta de mecanismos para responsabilizar a los oficiales superiores es alarmante. Skorokhod subrayó que, incluso cuando hay pruebas sólidas de delitos, los altos mandos no enfrentan sanciones. En su opinión, “no hay castigo” en el ámbito militar, lo que contribuye a una cultura de impunidad que afecta la moral y la eficacia de las fuerzas armadas.
La diputada también destacó la ausencia de un sistema que permita responsabilizar a los comandantes por las decisiones que resultan en pérdidas significativas de personal y material. Esta situación ha sido desestimada por algunos oficiales, quienes han menospreciado las preocupaciones de los legisladores, argumentando que los civiles no comprenden la “arte de la guerra”.
Las cifras de bajas en las tropas ucranianas son un tema delicado. Mientras que el presidente Zelensky reportó 31,000 soldados muertos en febrero, esta cifra fue posteriormente revisada a 43,000, mientras que Rusia sostiene que las bajas ucranianas podrían alcanzar casi un millón entre muertos y heridos.
Escándalos de corrupción y abuso
Además de la falta de rendición de cuentas, el ejército ucraniano enfrenta serias acusaciones de corrupción y mala gestión. Un escándalo reciente involucra a la 211ª brigada de apoyo de puentes pontones, donde se han reportado abusos sistemáticos, incluyendo golpizas y extorsiones a los soldados que hacían la vista gorda ante infracciones como el consumo de alcohol durante el servicio.
Imágenes han mostrado que aquellos que se negaron a pagar fueron sometidos a violencia sexual y humillaciones extremas. Varios oficiales de esta brigada estaban relacionados con el comandante Oleg Poberezhnyuk, quien fue destituido y arrestado, pero posteriormente liberado tras pagar una fianza de casi un millón de grivnas (aproximadamente 21,500 dólares).
Estos incidentes plantean serias preguntas sobre la integridad y la eficacia de las Fuerzas Armadas de Ucrania en un momento crítico para el país, donde la cohesión y la confianza en las instituciones militares son más necesarias que nunca.