Un chip que simula el cerebro humano para avanzar en tratamientos neurológicos
La investigación en el campo de las neurociencias avanza a pasos agigantados, y un reciente proyecto liderado por la doctora Raquel Rodrigues del Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología (INL) en Braga ha dado un paso significativo al crear un microchip que imita el funcionamiento del cerebro humano. Este innovador dispositivo, desarrollado en el marco del proyecto BrainChip4MED, tiene como objetivo facilitar el desarrollo de tratamientos más eficaces para trastornos neurológicos graves, como el Alzheimer. La complejidad del cerebro humano ha sido un desafío para la investigación médica, y este chip promete ser una herramienta clave en la monitorización de células y en la comprensión de los procesos cerebrales.
Uno de los principales retos que enfrenta la investigación en medicamentos para el cerebro es la barrera hematoencefálica, una capa de células que protege el cerebro de sustancias nocivas presentes en la sangre. Sin embargo, esta misma barrera también dificulta la administración de fármacos. Actualmente, existen pocos medicamentos para tratar el Alzheimer, y ninguno de ellos aborda la enfermedad de manera efectiva, limitándose a aliviar los síntomas. La creación de un encéfalo en un chip que simule la barrera hematoencefálica con materiales bioorgánicos permitirá a los investigadores analizar la eficacia de nuevos medicamentos y su capacidad para atravesar esta barrera, optimizando así el proceso de desarrollo de fármacos.
La capacidad de este microchip para realizar pruebas en un entorno controlado representa no solo un avance en la ciencia médica, sino también una alternativa ética a la experimentación con animales. Los resultados obtenidos en modelos animales no siempre se reproducen en humanos, lo que ha llevado a un alto porcentaje de fracasos en el desarrollo de medicamentos. Con la simulación del cerebro en un chip, los investigadores podrán inyectar compuestos experimentales y estudiar sus efectos de manera más precisa, lo que podría transformar el panorama de la investigación en tratamientos para enfermedades neurodegenerativas y otros trastornos del sistema nervioso. A medida que la población envejece y el número de afectados por estas condiciones aumenta, la importancia de esta investigación se hace aún más evidente.