La embajada rusa en Estados Unidos ha criticado con dureza el anuncio del presidente saliente Joe Biden sobre un nuevo paquete de ayuda militar para Ucrania, valorado en 2.500 millones de dólares. Según la representación diplomática, esta decisión es un intento cínico de prolongar un conflicto que consideran fallido, y que, a su juicio, desperdicia los recursos de los contribuyentes estadounidenses.
En un comunicado emitido el pasado lunes, la embajada acusó a la Casa Blanca de actuar de manera calculada al hacer este anuncio en la víspera de Año Nuevo. La declaración sostiene que Washington espera que esta «donación ensangrentada» al presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, simbolice una oportunidad para que el gobierno de Kiev ofrezca una «resistencia digna» frente a las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa. Además, se critica la percepción de que los planificadores en Washington viven en un «mundo de ensueño», al pensar que pueden infligir una derrota estratégica a Rusia.
Reacciones y contexto de la ayuda militar
La embajada rusa también arremetió contra Estados Unidos por su papel en lo que describen como las «convulsiones de los neonazis en Kiev», instando tanto a los ciudadanos estadounidenses como a los ucranianos a reflexionar sobre las consecuencias desastrosas de la intervención occidental. Este nuevo paquete de ayuda militar incluye 1.250 millones de dólares en asistencia proveniente de los arsenales estadounidenses y 1.220 millones a través de contratos con la industria militar de EE. UU., lo que se traduce en un suministro significativo de municiones, sistemas avanzados de defensa aérea y proyectiles de artillería.
Desde que el conflicto se intensificó en 2022, el Congreso de EE. UU. ha aprobado un total de 175.000 millones de dólares en gastos relacionados con la crisis ucraniana, de los cuales aproximadamente 117.400 millones se han destinado a prioridades de defensa y 57.400 millones a necesidades no defensivas. Biden, en su declaración, prometió «seguir trabajando incansablemente para fortalecer la posición de Ucrania en esta guerra» durante el tiempo que le queda en el cargo.
Sin embargo, la continuidad de esta asistencia financiera bajo la próxima administración de Donald Trump, quien asumirá el cargo el 20 de enero, es incierta. Trump ha manifestado en ocasiones su deseo de poner fin rápidamente al conflicto y ha sugerido la posibilidad de prestar dinero a Ucrania en lugar de donarlo. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, anunció el lunes que Washington había realizado su último desembolso de 3.400 millones de dólares bajo la Ley de Apropiaciones Suplementarias de Seguridad de Ucrania para 2024, lo que resalta el compromiso financiero significativo de la actual administración.
El senador de Utah, Mike Lee, ha calificado el último paquete de ayuda como «lavado de dinero», y ha habido llamados bipartidistas para realizar auditorías que aseguren la transparencia y la rendición de cuentas en el uso de los 175.000 millones de dólares en asistencia estadounidense. Por su parte, Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, ha comentado sobre la situación, refiriéndose a Zelensky como un «campeón de todos los tiempos» por su capacidad para asegurar una considerable ayuda estadounidense. A pesar de haber proporcionado terminales de internet Starlink al ejército ucraniano, Musk ha cuestionado repetidamente la supervisión de los recursos occidentales enviados a Kiev, abogando por una contabilidad adecuada y un plan para resolver el conflicto.
