María Pérez y la marcha atlética: Un viaje de superación y gloria
María Pérez, originaria de Orce y nacida en 1996, ha dejado una huella imborrable en la marcha atlética española, un deporte en el que ha brillado con luz propia. Junto a su compañero Álvaro Martín, quien se retiró recientemente, han llevado la marcha a un nivel de excelencia difícil de igualar. En los Juegos Olímpicos de París, ambos se alzaron con el oro en la nueva prueba de maratón mixta por relevos. Además, María se adjudicó el oro en los 20 kilómetros, mientras que Álvaro logró el bronce en la misma distancia, reafirmando su dominio en una disciplina que ha sido objeto de constantes cambios y cuestionamientos por parte de las instituciones deportivas.
A lo largo de su carrera, María ha enfrentado numerosos desafíos. Uno de los más significativos ocurrió en noviembre de 2023, cuando una rotura del sacro amenazó su participación en los Juegos Olímpicos. En medio de esta adversidad, su médico desempeñó un papel crucial en su recuperación, evitando una operación que podría haberla alejado de la competición. A pesar de los difíciles momentos, su dedicación y esfuerzo dieron frutos, y la medalla de plata que obtuvo en París fue un reconocimiento a su tenacidad y su capacidad para reinventarse. La atleta ha tenido que reaprender la técnica de la marcha, un proceso que le ha permitido adaptarse y superar los obstáculos que se le han presentado en el camino.
El camino hacia el éxito de María Pérez no ha estado exento de contratiempos, como lo demuestra su descalificación en los 20 kilómetros del Mundial de Oregón en 2022, así como en el Europeo de Múnich. Sin embargo, en lugar de rendirse, buscó soluciones junto a su entrenador, Jacinto Garzón. Juntos se desplazaron a Font-Romeu, en los Pirineos franceses, donde rediseñaron su técnica en un entorno propicio para la concentración. La marcha atlética, un deporte que exige precisión y disciplina, ha visto en ella a una competidora excepcional. Con el apoyo de su compañero Álvaro Martín, quien se despidió de la alta competición en París, María continúa su camino hacia Los Ángeles 2026, con un objetivo personal que trasciende el ámbito deportivo: ser madre. Su historia es un testimonio de que la perseverancia y la pasión pueden llevar a la gloria, incluso ante las adversidades.
