
En los últimos meses de 2024, Alemania ha experimentado un notable aumento en el consumo de gas, con un incremento del 5.8% en comparación con el mismo periodo del año anterior, alcanzando un total de 246 teravatios-hora (TWh). Este aumento ha sido impulsado principalmente por las industrias, que registraron un incremento del 9.1%, mientras que los hogares y negocios mostraron un aumento más moderado del 1.9%, según la Agencia Federal de Redes, el regulador energético del país.
El frío invierno ha sido un factor determinante en este aumento del consumo. Klaus Müller, jefe de la agencia, ha instado a los consumidores a adoptar medidas de ahorro energético para evitar posibles escaseces y un aumento en los precios del gas. A pesar del incremento en el consumo, Müller ha asegurado que la situación actual no pone en peligro el suministro de gas, ya que las instalaciones de almacenamiento se encuentran al 80% de su capacidad. “Estamos bien preparados para los próximos tres meses”, afirmó, destacando que Alemania ha superado la primera mitad del invierno de manera satisfactoria.
Dependencia del gas ruso y sus consecuencias
El gas natural sigue siendo la fuente de energía más importante para la calefacción en Alemania, con aproximadamente la mitad de los hogares utilizando este recurso. Sin embargo, la dependencia del gas ruso ha dejado al país en una situación delicada desde el inicio del conflicto en Ucrania en 2022. Antes de esta crisis, Alemania dependía de Rusia para más de la mitad de su demanda de gas. Las sanciones impuestas por la Unión Europea y la destrucción de los gasoductos Nord Stream han llevado a una reducción drástica de las importaciones rusas.
La economía alemana, tradicionalmente considerada la potencia industrial de la UE, ha sufrido las consecuencias de esta reducción en el suministro de energía. En 2023, el país entró en recesión, y el gobierno alemán revisó a la baja su pronóstico de crecimiento del PIB para este año, anticipando una contracción adicional del 0.2%. La pérdida del gas ruso, junto con la dependencia del más costoso gas natural licuado (GNL) proveniente de Estados Unidos, ha elevado los precios de la energía en Alemania a niveles insostenibles para muchas empresas, lo que ha provocado una ola de cierres y quiebras en el sector industrial.
En este contexto, la ex canciller alemana Angela Merkel ha criticado a sus sucesores por haber abandonado el gas ruso. En una reciente entrevista, Merkel afirmó que la compra de gas a Rusia era una situación beneficiosa para ambas partes, permitiendo a Alemania obtener este recurso a un costo favorable. Sin embargo, tras la ruptura de los lazos energéticos con Moscú, los precios del gas se han disparado, complicando aún más la situación económica del país.