
Avances científicos y tecnológicos para un futuro más sostenible
La investigación científica y tecnológica está en la cúspide de un desarrollo prometedor, con innovaciones que podrían transformar nuestra sociedad en el año 2025. Entre las más destacadas se encuentran la decodificación genética del cerebro humano, la captación de energía solar desde el espacio y la creación de materiales estructurales vivos que se autorreparan. Estos avances no solo tienen el potencial de mejorar la calidad de vida de las personas, sino que también pueden contribuir a la sostenibilidad de nuestras ciudades y del medio ambiente.
Uno de los proyectos más ambiciosos es el desarrollo de mapas genéticos del cerebro humano, liderado por la neurocientífica Katrin Amunts. Este atlas, fruto de una investigación de una década, permitirá a la comunidad médica y científica explorar nuevas vías en el tratamiento de enfermedades neurológicas. Amunts destaca la importancia de la inteligencia artificial (IA) en este proceso, ya que la complejidad del cerebro humano, compuesto por aproximadamente 86,000 millones de neuronas, requiere herramientas de análisis avanzadas. Se anticipa que en 2025, el superordenador JUPITER, que combinará datos e IA, facilitará simulaciones que ayudarán a comprender mejor los efectos de diversas terapias en el cerebro humano.
Por otra parte, la energía solar podría experimentar un cambio radical gracias a la combinación de datos satelitales e inteligencia artificial. Effie Makri, ingeniera en Future Intelligence, sostiene que el uso de estos datos permitirá optimizar las predicciones de energía generada por parques solares. Además, se vislumbra la posibilidad de captar energía solar desde el espacio y enviarla a la Tierra de manera inalámbrica. Este enfoque no solo podría revolucionar la forma en que generamos y consumimos energía, sino que también se alinea con los esfuerzos por mitigar el cambio climático y fomentar un uso más eficiente de los recursos.
En el ámbito de los materiales, Kunal Masania de la Universidad Tecnológica de Delft trabaja en la creación de compuestos a base de hongos que podrían utilizarse en la construcción de infraestructuras como puentes. Estos «materiales vivos» tienen la capacidad de autorrepararse y adaptarse a su entorno, lo que representaría un avance significativo en la sostenibilidad de la construcción. La investigación también se centra en el uso de tecnologías para monitorear y gestionar estos materiales, lo que podría llevar a un futuro donde las estructuras sean más resilientes y eficientes en el uso de recursos.
Estos avances, junto con iniciativas para promover ciudades más verdes y limpias, reflejan un cambio hacia un futuro más sostenible en Europa. El enfoque en la investigación y la innovación no solo busca solucionar problemas actuales, sino también anticipar y mitigar desafíos futuros, contribuyendo así a un entorno más saludable y equilibrado para las próximas generaciones.