El espectáculo de las cuadrántidas inicia el nuevo año
El inicio del nuevo año traerá consigo la lluvia de meteoros conocida como cuadrántidas, que alcanzará su punto máximo en la madrugada del viernes. Este fenómeno astronómico tiene el potencial de ofrecer hasta 200 meteoros por hora en condiciones óptimas, aunque los aficionados a la astronomía podrán observar entre 20 y 30 meteoros por hora si el cielo está despejado y alejado de la contaminación lumínica. La NASA ha indicado que la luna será una «mera creciente» y se pondrá temprano en la noche, lo que facilitará la observación de los meteoros.
La lluvia de meteoros cuadrántidas alcanzará su cúspide en las primeras horas de la mañana del viernes. Aunque estas lluvias pueden durar varios días, la tasa de meteoros será más alta durante el pico, especialmente a medida que se acerque el amanecer. Según la Sociedad Americana de Meteoros, las cuadrántidas estarán activas hasta el 16 de enero, por lo que los amantes de la astronomía tendrán varias noches para disfrutar del espectáculo.
Para obtener la mejor experiencia de observación, se recomienda que los interesados se alejen de las luces de la ciudad y busquen lugares oscuros. Las cuadrántidas son más visibles desde el hemisferio norte, y se espera que los observadores en las regiones del noroeste y del Pacífico tengan las mejores oportunidades este año. Aquellos que se aventuren a observar este fenómeno deben acostarse sobre su espalda, con los pies orientados hacia el noreste, y dedicar aproximadamente 30 minutos para que sus ojos se adapten a la oscuridad. Es aconsejable llevar una manta o saco de dormir para combatir el frío de enero.
Los meteoros son rocas espaciales que ingresan a la atmósfera terrestre, produciendo destellos de luz que se conocen popularmente como estrellas fugaces. Cuando la Tierra atraviesa un gran número de estos cuerpos celestes al mismo tiempo, se produce una lluvia de meteoros. La mayoría de estas lluvias se originan de cometas, pero las cuadrántidas provienen del asteroide 2003 EH1, descubierto el 6 de marzo de 2003. Este evento se caracteriza por la aparición de brillantes meteoros de fuego, que producen explosiones de luz y color que pueden durar más que un meteoro promedio, ofreciendo un espectáculo visual impresionante para quienes tengan la oportunidad de observarlo.
