Nominada a un Globo de Oro como Mejor Película de Habla no Inglesa y seleccionada como la propuesta de Brasil para la categoría de Mejor Largometraje Internacional en los Oscars, la vuelta a la gran pantalla del aclamado director Walter Salles es una cita cinematográfica que no se puede pasar por alto.
Después de 12 años de ausencia y su primer trabajo ambientado en Brasil desde Linha De Passe en 2008, el renombrado cineasta brasileño Walter Salles, conocido por Central Station y The Motorcycle Diaries, regresa con una historia basada en hechos reales que aborda la resistencia y la pérdida, contextualizada en un oscuro capítulo de la historia brasileña.
Ainda Estou Aqui (I’m Still Here) narra la vida de Eunice Paiva, interpretada por Fernanda Torres, una ama de casa que se ve obligada a reinventarse como activista cuando su esposo y excongresista Rubens Paiva se convierte en un desaparecido. Este término se refiere a las numerosas personas que fueron detenidas, interrogadas, torturadas y nunca más se supo de ellas durante la dictadura militar en Brasil en los años 70.
Ante la negativa de las autoridades de confirmar su detención, Eunice persigue incansablemente la verdad sobre la desaparición forzada de su marido, mientras intenta mantener unida a su familia de cinco miembros. La película se basa en las memorias de Marcelo Rubens Paiva, el hijo de Rubens y Eunice, y se distingue por su enfoque sobrio y sin adornos, que evita caer en el melodrama. Al contar la historia desde la perspectiva de quienes quedan atrás, Salles crea un filme conmovedor que se distingue de otras narrativas que suelen tratar el tema a través de recreaciones procesales.
El director logra transmitir una palpable sensación de ansiedad a lo largo del metraje, no solo en la escena central de la abducción, que se asemeja a un horror de invasión doméstica, sino también al sumergir al espectador en la naturaleza insidiosa de los secuestros institucionalizados y en una maquinaria monstruosa donde la crueldad se convierte en algo habitual.
Sin embargo, el mayor logro de I’m Still Here radica en su enfoque personal. La interpretación de Fernanda Torres es sublime, retratando la fortaleza de Eunice de una manera profundamente empática. Su actuación matizada mantiene al espectador conectado con el aterrador calvario de la protagonista, donde el miedo, el dolor y la esperanza se entrelazan de manera implacable. Salles sabe mantener a Torres en el centro de la narrativa, mientras crea un espacio en el que el público puede reflexionar sobre las implicaciones más amplias y crueles de las abducciones sancionadas por el Estado. Es en ese mismo espacio donde resuena el verdadero tema de la película: la resiliencia ante la injusticia.
I’m Still Here puede considerarse un tributo conmovedor a una mujer excepcional, pero ante todo es un recordatorio tristemente pertinente. Como se muestra en el acto final del filme, los efectos de la dictadura militar que gobernó Brasil durante más de dos décadas todavía se sienten hoy. Se ha convertido en un trauma largamente olvidado, que ha sido explotado por Jair Bolsonaro, quien ha alabado a los torturadores de la era de la dictadura. Su espectro vampírico y el ascenso de la extrema derecha se ciernen sobre la película, acompañado del temor de que la memoria está bajo ataque.
El trauma del pasado puede ser confrontado, pero las señales de advertencia pertenecen al presente. Aquellos que están dispuestos a olvidar terminan apoyando los crímenes de la historia. La memoria se convierte en el acto supremo de resistencia. Pervertirla, destruirla o simplemente no recordarla condena a la repetición de los errores del pasado.
Ainda Estou Aqui (I’m Still Here) se estrenó en el Festival de Cine de Venecia 2024. Ha sido lanzada en Brasil y comenzará su distribución europea este mes. La ceremonia de los Globo de Oro 2025 se celebrará este domingo.