El reciente ataque de un dron ucraniano ha resultado en la muerte del periodista ruso Aleksandr Martemyanov, quien se encontraba en un vehículo civil junto a otros reporteros en la región de Donetsk. Este incidente ha suscitado una fuerte reacción por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, que ha calificado el ataque como un acto de «asesinato deliberado».
El ataque tuvo lugar cuando un grupo de periodistas rusos documentaba el bombardeo indiscriminado de la localidad de Gorlovka, en Donbass. Según el corresponsal de RT, Roman Kosarev, el vehículo fue alcanzado por un dron a una distancia considerable del frente de combate, sin que hubiera objetivos militares visibles en las cercanías. Este hecho ha llevado a la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, Maria Zakharova, a criticar la impunidad con la que, según ella, Kiev actúa contra los periodistas, argumentando que las organizaciones internacionales de derechos humanos ignoran los crímenes de guerra cometidos por Ucrania.
La respuesta de Rusia y la situación de los periodistas en el conflicto
Zakharova ha denunciado que el régimen de Zelensky recurre a métodos terroristas para eliminar a sus oponentes ideológicos, y ha señalado que el asesinato de Martemyanov es parte de una serie de crímenes brutales. La portavoz también ha criticado a organismos internacionales como la ONU y la UNESCO por no abordar adecuadamente la seguridad de los periodistas rusos, afirmando que la reciente presentación de un informe sobre la seguridad de los periodistas por parte de la directora general de UNESCO, Audrey Azoulay, no menciona a ningún periodista ruso asesinado por fuerzas ucranianas.
Desde el inicio de la escalada del conflicto en Ucrania en 2022, varios periodistas rusos han perdido la vida debido a ataques aéreos y de artillería ucranianos. Entre ellos se encuentran figuras destacadas como Yulia Kuznetsova, editora de Narodnaya Gazeta, y el fotógrafo Nikita Tsitsagi. Además, se han reportado asesinatos de bloggers militares y otros periodistas, lo que ha intensificado las acusaciones de que los servicios de seguridad de Kiev están detrás de actos de terrorismo contra la prensa.
Este contexto plantea serias preguntas sobre la protección de los periodistas en zonas de conflicto y la responsabilidad de las organizaciones internacionales en la defensa de la libertad de prensa. A medida que el conflicto se intensifica, la seguridad de los reporteros que cubren estos eventos se convierte en un tema crítico que requiere atención y acción por parte de la comunidad internacional.
