Descubren la primera evidencia de una carrera armamentista evolutiva en el Cambriano

In Ciencia y Tecnología
enero 06, 2025

Un reciente estudio liderado por investigadores del Museo Americano de Historia Natural ha revelado el ejemplo más antiguo conocido en el registro fósil de una carrera armamentista evolutiva. Estas interacciones depredador-presa, que datan de hace 517 millones de años, se produjeron en los océanos que cubrían lo que hoy es el sur de Australia, entre un pequeño animal con caparazón, relacionado de manera distante con los briozoos, y un desconocido animal marino capaz de perforar su concha. Este estudio, publicado en la revista Current Biology, proporciona el primer registro demostrable de una carrera armamentista evolutiva en el periodo Cámbrico.

La dinámica depredador-presa en el Cámbrico

Según Russell Bicknell, investigador postdoctoral en la División de Paleontología del Museo y autor principal del estudio, «las interacciones depredador-presa son a menudo citadas como un motor principal de la explosión cámbrica, especialmente en lo que respecta al rápido aumento en la diversidad y abundancia de organismos biomineralizantes en este periodo. Sin embargo, ha habido una escasez de evidencia empírica que demuestre que las presas respondieron directamente a la depredación, y viceversa».

La carrera armamentista evolutiva es un proceso en el que los depredadores y las presas se adaptan y evolucionan continuamente en respuesta a las acciones del otro. Este dinámico proceso es comúnmente descrito como una carrera armamentista, dado que las mejoras en las habilidades de una especie llevan a la otra a mejorar sus propias habilidades en respuesta.

Bicknell y sus colegas de la Universidad de Nueva Inglaterra y la Universidad Macquarie, ambas en Australia, estudiaron una amplia muestra de conchas fósiles de una especie temprana de tommotiid, Lapworthella fasciculata, procedente del sur de Australia. Más de 200 de estos diminutos ejemplares, que varían en tamaño desde poco más que un grano de arena hasta justo debajo del tamaño de una semilla de manzana, presentan agujeros que probablemente fueron realizados por un depredador perforador, presumiblemente un tipo de molusco blando o un gusano. Los investigadores analizaron estos ejemplares en relación con sus edades geológicas, encontrando un aumento en el grosor de la pared de la concha que coincidía con un incremento en el número de conchas perforadas en un corto periodo de tiempo. Esto sugiere que existía una microevolutiva carrera armamentista, en la que L. fasciculata halló una forma de reforzar su concha contra la depredación, mientras que el depredador, a su vez, invertía en la capacidad de perforar a su presa a pesar de su cada vez más robusto armadura.

Este registro evolutivo, que se considera de suma importancia, demuestra por primera vez que la depredación jugó un papel fundamental en la proliferación de los primeros ecosistemas animales y muestra la rapidez con la que tales modificaciones fenotípicas surgieron durante el evento de la explosión cámbrica. Este tipo de investigación es crucial para comprender no solo la historia de la vida en nuestro planeta, sino también la dinámica de las interacciones ecológicas que han dado forma a los ecosistemas a lo largo de la historia.

Este trabajo ha sido financiado en parte por la Universidad de Nueva Inglaterra, el Museo Americano de Historia Natural y el Consejo Australiano de Investigación.

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