Al iniciar la primavera en el hemisferio norte de Marte, el planeta rojo da la bienvenida a su nuevo año con una serie de fenómenos atmosféricos y geológicos fascinantes. A diferencia de la Tierra, donde la llegada de la primavera se asocia con el deshielo y el florecimiento de la naturaleza, en Marte este cambio estacional se caracteriza por explosiones de dióxido de carbono y avalanchas de escarcha. El nuevo año marciano comenzó el 12 de noviembre de 2024 y se extiende durante 687 días terrestres, un ciclo que refleja la singularidad de su clima y geografía.
Durante esta época, los investigadores de la NASA han documentado fenómenos extraordinarios, como avalanchas de hielo seco y géiseres de gas que lanzan material oscuro hacia la atmósfera. La atmósfera marciana, compuesta principalmente por dióxido de carbono, permite que el hielo se sublime, pasando directamente de estado sólido a gaseoso, lo que provoca un proceso violento que resulta en fracturas y explosiones en la superficie. La sonda Mars Reconnaissance Orbiter, lanzada en 2005, ha sido clave para observar estos cambios, proporcionando valiosos datos que han permitido a los científicos entender mejor la dinámica de Marte durante la primavera.
Fenómenos destacados en la primavera marciana
Entre los fenómenos observados, destacan las avalanchas de escarcha, donde bloques de dióxido de carbono se desprenden y caen a la superficie. En 2015, una de estas avalanchas fue capturada por la cámara HiRISE, mostrando un bloque de 20 metros de ancho en pleno descenso. Además, los géiseres marcianos, que expulsan partículas oscuras de la superficie, son otro espectáculo impresionante; estos se activan cuando el calor del sol transforma el hielo en gas, creando una presión que lanza el material hacia el aire. A medida que el clima se calienta, también se producen «arañas de tierra», estructuras que emergen de la sublimación del hielo, dando un aspecto peculiar al paisaje marciano.
Por último, las dunas de arena también son moldeadas por vientos fuertes que arrastran la arena de un lado a otro. Durante el invierno, el dióxido de carbono se congela sobre las dunas, manteniéndolas en su lugar hasta que la llegada de la primavera permite su movimiento. Estos fenómenos no solo son espectaculares, sino que también ofrecen a los científicos una ventana única para estudiar las variaciones climáticas y geológicas de Marte, contribuyendo así a nuestro entendimiento del planeta vecino y su historia.