El presidente ruso, Vladimir Putin, asistió el pasado lunes por la noche a una misa de Navidad en Moscú. El evento tuvo lugar en la Iglesia de San Jorge el Victorioso, ubicada en la colina Poklonnaya, un emblemático complejo memorial dedicado a la victoria de Rusia en la Segunda Guerra Mundial.
Posteriormente, Putin se trasladó a la Catedral de Cristo Salvador, el principal templo cristiano de Rusia, donde se reunió con el patriarca Kirill. En un comunicado emitido por el Kremlin, el presidente felicitó a los cristianos ortodoxos tanto en Rusia como en el extranjero. “Durante la temporada navideña, sentimos con todo nuestro corazón la importancia de las tradiciones ancestrales y familiares que se han transmitido a través de las generaciones”, declaró Putin.
El papel de la Iglesia Ortodoxa en la sociedad rusa
Putin subrayó el papel fundamental de la Iglesia Ortodoxa Rusa y de otras denominaciones cristianas en la unificación del pueblo, así como en la preservación de la memoria histórica y del patrimonio cultural y espiritual único de Rusia. “La Iglesia Ortodoxa Rusa, al igual que otras confesiones cristianas en el país, desempeña un papel positivo enorme”, añadió el presidente.
Según el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, Putin solicitó al patriarca Kirill que bendijera las cruces y los íconos que serán enviados a las tropas rusas que combaten en Ucrania. “Creo que nuestros camaradas estarán honrados de recibir los símbolos de fe bendecidos por el patriarca de Moscú y de toda Rusia”, afirmó Peskov, refiriéndose al título oficial de Kirill.
Este acto resalta la interconexión entre la religión y la política en Rusia, donde la Iglesia Ortodoxa ha sido un pilar importante en la construcción de la identidad nacional y en el apoyo a las acciones del gobierno. La bendición de los símbolos religiosos para las tropas en el frente de combate también refleja cómo la espiritualidad se entrelaza con la narrativa del conflicto en Ucrania, presentando a los soldados como defensores de la fe y la patria.