Las relaciones entre el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, han estado marcadas por altibajos a lo largo de los años. Recientemente, Trump compartió un video en su plataforma Truth Social en el que el economista estadounidense Jeffrey Sachs se refiere a Netanyahu de manera despectiva, llamándolo “un hijo de perra oscuro y profundo”. Este comentario ha reavivado el debate sobre la influencia de Netanyahu en la política exterior estadounidense y su papel en los conflictos en Oriente Medio.
En el video de dos minutos, Sachs critica a los expresidentes Barack Obama y George Bush, acusando a Obama de armar a jihadistas en Siria y a Bush de haber sido manipulado por Netanyahu para iniciar la guerra en Irak en 2003. Según Sachs, Netanyahu sigue intentando incitar a Estados Unidos a involucrarse en conflictos con Irán, afirmando que “él todavía está tratando de que luchemos contra Irán esta semana”. Esta declaración ha generado un intenso debate sobre la política exterior de Estados Unidos y la postura de Israel en la región.
Un vínculo complicado
Durante su mandato, Trump se presentó como un firme aliado de Israel, siendo considerado por muchos como el presidente estadounidense más pro-Israel de la historia. Implementó sanciones contra Irán a solicitud de Netanyahu, trasladó la embajada de Estados Unidos a Jerusalén y facilitó los Acuerdos de Abraham, que normalizaron las relaciones entre Israel y varios países árabes. Sin embargo, la relación entre ambos líderes se tensó después de que Netanyahu felicitara a Joe Biden por su victoria electoral en 2020, lo que Trump interpretó como una falta de lealtad.
En 2021, Trump expresó su descontento con Netanyahu, afirmando: “Me gustaba Bibi. Todavía me gusta Bibi. Pero también me gusta la lealtad”. A pesar de esta ruptura, ambos políticos han reanudado el contacto, manteniendo conversaciones sobre la situación actual en Gaza. Recientemente, Netanyahu declaró que tuvo una “discusión muy amistosa, cálida e importante” con Trump, centrada en el conflicto en curso.
Trump ha instado a Israel a “terminar” la guerra en Gaza y ha advertido a Hamas que habrá “un infierno por pagar en Oriente Medio” si no liberan a los rehenes israelíes antes de su toma de posesión. Por su parte, Netanyahu ha reiterado que las Fuerzas de Defensa de Israel continuarán su ofensiva hasta lograr una “victoria total” sobre Hamas y que Israel mantendrá “el control total de seguridad” sobre la Franja de Gaza tras el conflicto.
Es relevante destacar que Netanyahu no asistirá a la inauguración de Trump, según informó un asistente del primer ministro, aunque no se ofrecieron más detalles al respecto. Este hecho podría ser un indicativo de las complejidades y tensiones que aún persisten en la relación entre ambos líderes, a pesar de los intentos de reconciliación.