Un estudio pionero sobre las aves migratorias que cruzan el estrecho de Bass ha revelado que estas aves viajan directamente a través de las zonas designadas para los dos parques eólicos marinos declarados por el gobierno federal australiano. Investigadores de la Universidad Monash han sido los primeros en examinar las rutas de migración de las lechuzas boobooks de Tasmania, utilizando tecnología de seguimiento por satélite para mapear sus trayectorias sobre el agua.
Los hallazgos, publicados recientemente en la revista Emu–Austral Ornithology, subrayan la importancia del estrecho de Bass como vía de migración para aves terrestres y plantean una posible amenaza ambiental derivada de los proyectos de energía renovable en esa área, que abarca 21,100 km2 frente a Gippsland y el norte de Tasmania.
El dilema de la transición energética y la biodiversidad
El profesor asociado Rohan Clarke, quien lidera la investigación, ha destacado que es crucial que el desarrollo de infraestructuras de energía renovable esté respaldado por investigaciones ecológicas que mitiguen los impactos en la fauna local. «Reconocemos la necesidad urgente de la transición hacia fuentes de energía renovable para enfrentar la inminente amenaza del cambio climático», afirmó Clarke. Sin embargo, advirtió sobre el «dilema verde-verde», un conflicto que surge cuando la transformación industrial destinada a la sostenibilidad ambiental causa daños a otras prioridades ecológicas.
La migración de aves en Australia, aunque es un fenómeno común, se encuentra poco estudiada. Clarke subrayó la necesidad de abordar las lagunas de conocimiento al considerar proyectos de energía renovable como los parques eólicos. «El estrecho de Bass es un área donde un gran número de aves viajan entre Tasmania y el continente australiano, desplazándose al norte en otoño y regresando al sur en primavera, pero su ruta migratoria está considerablemente subestudiada», señaló.
Para llevar a cabo esta investigación, los científicos de Monash colocaron pequeñas etiquetas de seguimiento en las lechuzas boobooks de Tasmania capturadas en el cabo Liptrap, en Gippsland, Victoria. Estas etiquetas, que se fijan a varias plumas de la cola de una manera que garantiza que se desprendan sin causar daño una vez que la batería se agota, registran la posición GPS del ave.
Todos los ejemplares rastreados que realizaron el trayecto hacia el sur lo hicieron en un viaje nocturno sin escalas, pasando directamente a través del área prioritaria declarada para la energía eólica al sur del promontorio Wilson. Los datos recopilados en este estudio se complementaron con miles de entradas de científicos ciudadanos en la base de datos en línea eBird.
Jessica Zhou, ecóloga de Monash y coautora del estudio, enfatizó que la investigación proporciona un conocimiento crucial sobre una importante ruta migratoria de aves que enfrenta presiones crecientes debido al desarrollo y la extracción de recursos. «El tamaño de la lechuza boobook de Tasmania, su accesibilidad demostrada en los cabos de Victoria y su migración directa sobre el agua la convierten en una especie modelo para estudios futuros que amplíen nuestro conocimiento colectivo sobre cómo las aves utilizan el estrecho de Bass», indicó Zhou. «Comprender adecuadamente cómo y dónde utilizan estas aves la región es fundamental para proteger a esta y otras especies en nuestra transición hacia fuentes de energía renovable».