Reencuentro en el Marriot: Tensión y cordialidad en la Supercopa de España
En la jornada previa a la final de la Supercopa de España, el ambiente en el Marriot Hotel de Yeda era de incertidumbre. Los directivos de la Federación Española de Fútbol, así como los medios de comunicación, se preguntaban sobre la asistencia de los presidentes de los clubes más importantes del país: Florentino Pérez y Joan Laporta. La respuesta se hizo esperar, pero a las 19:45 horas, la llegada de Laporta marcó un momento clave en las relaciones institucionales del fútbol español. Este encuentro, según los participantes, podría interpretarse como el inicio de una tregua, aunque la duración de esta es aún incierta.
La recepción, organizada por Rafael Louzán, presidente de la RFEF, tuvo lugar en el jardín del hotel, a solo 20 minutos del aeropuerto de Yeda. Este evento se ha convertido en una tradición, gracias a la participación habitual del Real Madrid y del FC Barcelona en el torneo, generando un interés considerable en el panorama futbolístico español. El año anterior, otro evento similar en la Embajada de España en Riad propició un acercamiento entre los dos presidentes, tras meses de tensiones relacionadas con el Caso Negreira. En esta ocasión, el cónsul honorario de España en Riad, Sheikh Abdulaziz Kaki, actuó como mediador en el reencuentro entre Laporta y Louzán, tras comentarios poco amistosos de Laporta en la semifinal contra el Athletic.
El discurso de Laporta, aunque improvisado, estuvo cargado de matices. A pesar de no ofrecer una disculpa formal por sus anteriores comentarios, afirmó que los malentendidos podrían haberse evitado si se hubiera aplicado correctamente la normativa, según su perspectiva. La presencia del presidente del Barcelona fue recibida con sorpresa, dado que había rumores sobre su posible ausencia si Florentino no se presentaba. Por su parte, el Real Madrid mantuvo una postura de reserva, con Florentino ausente y su directiva optando por un tono conciliador en las interacciones con Laporta y Louzán. Este juego de tensiones y alianzas en el entorno del fútbol español sugiere que, a pesar de la rivalidad histórica, hay esfuerzos por establecer un diálogo que podría beneficiar a ambas partes en disputas futuras.
