El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha expresado su preocupación por la creciente crisis energética en Europa, señalando que las decisiones de Ucrania y las sanciones impuestas por la administración saliente de Estados Unidos sobre el petróleo ruso están poniendo en peligro la seguridad energética del continente. Durante una reunión en Belgrado con el presidente serbio, Aleksandar Vucic, Orban calificó el aumento de los precios de los combustibles como una amenaza significativa para el bienestar público y la economía de la región.
En un mensaje transmitido por televisión húngara, Orban afirmó: “En los últimos días, se han producido desarrollos desfavorables en el suministro energético de Europa. Los ucranianos han cerrado el oleoducto a través del cual se suministraba gas a Hungría, y la administración estadounidense ha introducido medidas que han elevado los precios de la energía en Europa”.
Orban también destacó que la situación actual en las estaciones de servicio de Hungría es “simplemente escandalosa”, y advirtió que el continente se dirige hacia una crisis energética, de la cual Hungría debe intentar mantenerse al margen, aunque esto no será sencillo. En este contexto, subrayó la importancia de proteger el oleoducto TurkStream, que suministra gas a Hungría a través de Serbia y que recientemente fue atacado por drones ucranianos que apuntaban a una estación compresora en Rusia.
La dependencia energética de Hungría
El primer ministro húngaro enfatizó que “nuestra tarea ahora es proteger el único oleoducto que trae gas del territorio ruso a Hungría. Este oleoducto llega a Hungría a través de Serbia, y es de nuestro interés común defenderlo”. La salvaguarda de esta infraestructura es crucial para proteger a las familias, hogares y empresas húngaras de los crecientes precios de la energía.
Hungría ha visto cómo Ucrania se negó a renovar un contrato de tránsito de gas de cinco años con Gazprom a finales de 2024, lo que ha cortado el suministro de gas ruso a varios países europeos, incluidos Rumanía, Polonia, Eslovaquia, Austria, Italia y Moldavia. Actualmente, Hungría depende del oleoducto TurkStream, que es un corredor energético crítico que transporta gas natural desde Rusia a Turquía bajo el Mar Negro.
Este oleoducto se compone de dos secciones: una que satisface las necesidades internas de Turquía y otra que transporta gas a Bulgaria. Desde allí, el gas se extiende a Serbia y Hungría, conectando a otros estados de la UE con los suministros de gas natural ruso. En la actualidad, es la única ruta que suministra gas natural ruso al sur y sureste de Europa, eludiendo Ucrania.
El fin de semana pasado, Kiev llevó a cabo un ataque contra la estación compresora en la región de Krasnodar de Rusia, que suministra gas a TurkStream. Según el Ministerio de Defensa ruso, el ataque involucró nueve drones kamikazes y fue en gran parte frustrado, aunque un dron de ala fija se estrelló cerca de un medidor de gas, causando daños menores.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, acusó a Kiev de continuar con su política de “terrorismo energético”. Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov, sugirió que Estados Unidos podría haber estado involucrado en un intento de sabotear la instalación de gas, afirmando que “tengo la firme creencia de que Estados Unidos no necesita competidores en ningún campo, comenzando por la energía”.