La reciente introducción de dos criptomonedas vinculadas a la familia Trump ha generado un notable revuelo en el mercado de las criptomonedas. La primera, el TRUMP coin, lanzada por el expresidente Donald Trump, experimentó un ascenso meteórico, alcanzando una capitalización de mercado de 36 mil millones de dólares en sus primeras 24 horas. Sin embargo, la aparición del MELANIA token, promovido por Melania Trump, ha provocado una caída del 38% en el valor del TRUMP coin, lo que ha suscitado preocupaciones sobre la volatilidad y la ética de estas iniciativas.
El auge y la caída de los tokens Trump
El MELANIA token fue presentado por Melania Trump a través de sus redes sociales, donde cuenta con 3.2 millones de seguidores. En cuestión de 30 minutos, la nueva criptomoneda alcanzó una capitalización de mercado de 4 mil millones de dólares. La promoción del token se vio reforzada por un retweet de Donald Trump, lo que incrementó su visibilidad y atrajo a casi 20,000 inversores en su primera hora de lanzamiento.
A pesar de su éxito inicial, el MELANIA token se describe en su sitio web como un medio para «apoyar» y «comprometerse» con Melania Trump, enfatizando que no está destinado a ser una inversión. Esta declaración ha sido recibida con escepticismo, especialmente considerando el contexto de la competencia entre ambas criptomonedas.
La situación se complica aún más al observar que el TRUMP coin, que había sido promocionado como una forma de unirse a la «comunidad Trump», perdió 5 mil millones de dólares en su capitalización de mercado tras el lanzamiento del MELANIA token. La controversia no se limita solo a la fluctuación de precios, sino que también ha atraído la atención de grupos de vigilancia ética, que advierten sobre posibles conflictos de interés en las actividades comerciales de Trump durante su posible presidencia.
Además, se han planteado preocupaciones sobre la distribución de los tokens. Según informes, el 90% de la oferta del MELANIA token se encuentra en una sola billetera, mientras que el 80% del suministro del TRUMP coin está reservado para entidades vinculadas a la Organización Trump, dejando solo un 20% disponible para inversores públicos y liquidez. Esta concentración de poder en manos de unos pocos plantea interrogantes sobre la transparencia y la equidad de estas iniciativas criptográficas.
Ambos lanzamientos se producen en un contexto en el que Donald Trump ha prometido convertir a Estados Unidos en la «capital cripto del planeta» tras su investidura el 20 de enero. Paul Atkins, un conocido defensor de las criptomonedas y elegido por Trump para presidir la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), liderará estos esfuerzos. Este cambio de postura de Trump, quien anteriormente había criticado las criptomonedas, refleja una estrategia más amplia para remodelar el panorama criptográfico en Estados Unidos.
