Los incendios forestales en Los Ángeles han dejado un rastro devastador, con al menos 27 víctimas fatales y miles de hectáreas consumidas por las llamas. Tras un fin de semana marcado por la incertidumbre, las autoridades han comenzado a levantar las órdenes de evacuación para varios vecindarios en las zonas más afectadas de la ciudad, aunque la situación sigue siendo crítica y peligrosa.
Los dos principales incendios, que han arrasado cerca de 16,000 hectáreas, están ahora más de la mitad contenidos. Sin embargo, el Servicio Nacional de Meteorología ha alertado sobre la llegada de ráfagas de viento de hasta 130 kilómetros por hora y una humedad extremadamente baja, lo que podría agravar las condiciones de fuego en la región.
Preparativos ante nuevos desafíos
El gobernador de California, Gavin Newsom, ha expresado su preocupación por el aumento de eventos de viento extremo, que han sido más frecuentes en los últimos meses. En este contexto, se han preposicionado 135 camiones de bomberos y sus equipos, así como helicópteros y bulldozers, para hacer frente a nuevos brotes de incendios.
Hasta el momento, el incendio más grande, conocido como el incendio de Palisades, ha causado al menos 10 muertes. Las autoridades han comenzado a realizar búsquedas urbanas y trabajos de rescate para intentar restaurar los servicios básicos en las zonas afectadas, según indicó la supervisora del condado de Los Ángeles, Lindsey Horvath.
La situación ha provocado, además, actos delictivos como el saqueo. Recientemente, dos individuos fueron arrestados después de ser sorprendidos conduciendo un vehículo que parecía un camión de bomberos, lo que subraya el ambiente caótico que se ha generado en la zona.
En el suburbio de Altadena, el incendio de Eaton ha dejado al menos 17 muertes y se encuentra en un 81% contenido. A pesar de la tragedia, algunos evacuados han podido reunirse con sus mascotas, como es el caso de Serena Null, quien se mostró visiblemente emocionada al encontrar a su gato, Domino, después de haberlo dejado atrás.
A medida que se va conociendo la magnitud de la devastación, el bando político ha comenzado a hacer acusaciones. Donald Trump, que asumirá la presidencia en breve, ha criticado a los funcionarios de California, alegando que el gobernador Newsom había bloqueado el desvío de agua de las lluvias excesivas. Newsom, por su parte, ha desmentido estas afirmaciones, señalando que las fuentes de agua de Los Ángeles provienen de cuencas fluviales distantes y que no existen soluciones mágicas para los problemas de sequía y escasez de agua.
La falta de lluvias en un periodo que debería ser el más húmedo del año ha llevado al gobernador a advertir sobre la posibilidad de inundaciones en las próximas semanas, una vez que las lluvias finalmente lleguen y corran por laderas desprovistas de vegetación debido a los incendios. Newsom ha puesto en marcha operaciones de preparación, incluyendo la movilización de la Guardia Nacional.
Este escenario extremo, que nunca antes se había vivido en California, ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de abordar las consecuencias del cambio climático. Los incendios forestales no solo devastan comunidades, sino que también son un recordatorio de la vulnerabilidad de las regiones más afectadas por fenómenos meteorológicos extremos.
