El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha iniciado su mandato con una ofensiva en el sector energético, firmando una serie de órdenes ejecutivas que buscan impulsar la producción de combustibles fósiles y desmantelar compromisos previos para combatir el cambio climático. Esta postura representa un cambio significativo respecto a la administración anterior y marca un regreso al enfoque tradicional de priorizar los intereses energéticos nacionales.
Acciones clave en el sector energético
Entre las medidas más destacadas, Trump ha declarado una emergencia energética nacional, argumentando que los Estados Unidos enfrentan un suministro de energía «inadecuado e intermitente» que amenaza la seguridad nacional. Este enfoque responde a un contexto en el que se anticipa un aumento en la demanda eléctrica debido al crecimiento de centros de datos y la expansión de la manufactura interna.
Además, el presidente ha dado instrucciones a las agencias federales para que identifiquen y utilicen cualquier autoridad de emergencia disponible para facilitar la producción y generación de fuentes de energía domésticas. Esta medida, aunque sujeta a desafíos legales, subraya la intención de Trump de posicionar a Estados Unidos como un líder global en energía a largo plazo.
En un movimiento que ha generado controversia, Trump ha ordenado a Estados Unidos que comience el proceso de retirada del acuerdo climático de París. Esta decisión refleja un rechazo a la agenda ambientalista promovida por la administración Biden, y busca eliminar objetivos ambiciosos relacionados con la reducción de emisiones y la transición hacia vehículos eléctricos.
Asimismo, el presidente ha revocado la prohibición de perforación de petróleo y gas en la mayor parte de las aguas costeras de Estados Unidos, una medida que también podría enfrentar litigios. Este retroceso en las políticas ambientales incluye la revocación de la pausa sobre nuevos proyectos de exportación de gas natural licuado, priorizando el desarrollo de recursos naturales en estados como Alaska.
Por último, Trump ha congelado el desembolso de fondos para iniciativas de energía limpia bajo la Ley de Reducción de la Inflación, que había proporcionado apoyo financiero para la energía renovable. Esto incluye la detención de la financiación para estaciones de carga de vehículos eléctricos y la consideración de eliminar subsidios que favorecen a los coches eléctricos.