El deshielo del Ártico: una fuente inesperada de emisiones de carbono
El calentamiento de las latitudes septentrionales está provocando un deshielo acelerado y un crecimiento de la vegetación en estas regiones, un cambio que, en lugar de contribuir a la absorción de carbono, está generando un aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero. Según un estudio recientemente publicado en la revista Nature Climate Change, que analiza datos del Ártico y la zona boreal entre 1990 y 2020, se ha encontrado que cerca de la mitad de estas áreas está experimentando un crecimiento de vegetación. Sin embargo, solamente el 12% de estas zonas más verdes está realmente capturando más carbono, lo que plantea serias preocupaciones sobre el papel que estas regiones jugarán en el futuro del clima global.
El estudio también revela que, mientras que el norte del planeta había sido un sumidero de carbono durante miles de años, ahora aproximadamente el 40% de esta región se ha convertido en una fuente emisora de dióxido de carbono. Este cambio es particularmente alarmante, ya que el deshielo de la tundra está liberando grandes cantidades de carbono almacenado, lo que contribuye aún más al calentamiento global. La transformación de la tundra y el crecimiento de los bosques están aumentando la disponibilidad de materia vegetal susceptible de arder en los incendios forestales, lo que a su vez incrementa la emisión de gases de efecto invernadero.
Un estudio adicional centrado en los lagos de Groenlandia Occidental muestra cómo estos cambios se manifiestan a nivel local. Durante el otoño de 2022, alrededor de 7,500 lagos cristalinos se tornaron marrones debido a un periodo de calor extremo. La combinación de lluvia en lugar de nieve y el deshielo de la tundra provocaron un aumento de la turbidez en estos lagos. Como resultado, la falta de luz solar llevó a la muerte de plancton que absorbe dióxido de carbono, mientras que el plancton que libera carbono comenzó a multiplicarse. En cuestión de meses, miles de lagos pasaron de ser sumideros de carbono a fuentes de este gas, un cambio que normalmente llevaría siglos en producirse, según la investigación realizada por la Universidad de Maine.
Este fenómeno, que refleja la rapidez con la que el cambio climático está alterando los ecosistemas, plantea serias implicaciones para la gestión del carbono y la protección del medio ambiente a nivel global. La magnitud y la velocidad de estos cambios son inéditas, lo que subraya la necesidad de una respuesta urgente y coordinada para abordar los desafíos que plantea el calentamiento global en las regiones más vulnerables del planeta.
