El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado una orden ejecutiva destinada a impulsar el avance de las criptomonedas en el país y explorar el desarrollo de un stock nacional de activos digitales. Este movimiento se produce en un contexto donde la industria de las criptomonedas ha demostrado ser un pilar importante para la innovación y el desarrollo económico, así como un aspecto clave en la posición internacional de la nación.
La firma tuvo lugar en la Oficina Oval, con la presencia del capitalista de riesgo David Sacks, quien ha sido nombrado asesor en criptomonedas e inteligencia artificial. En el documento, se subraya que la industria de los activos digitales es fundamental para el crecimiento económico y la competitividad global de Estados Unidos.
En un cambio notable desde su administración anterior, Trump ha adoptado una postura favorable hacia las criptomonedas, un giro que ha sido influenciado por el apoyo financiero recibido de este sector durante su campaña electoral. En el ciclo electoral de 2024, los inversores y empresas de criptomonedas aportaron casi la mitad de las donaciones corporativas, lo que refleja la creciente interdependencia entre la política y la economía digital.
Creación de un grupo de trabajo y protección de los derechos de los usuarios
Uno de los aspectos más destacados de la orden es la creación de un grupo de trabajo que evaluará la posibilidad de establecer un stock nacional de activos digitales, posiblemente derivados de criptomonedas incautadas por el gobierno federal. Esta iniciativa sugiere un enfoque proactivo hacia la regulación y el desarrollo de este sector, en contraposición a las normativas más restrictivas de administraciones anteriores.
Trump también ha prometido defender los derechos de aquellos que optan por la custodia de sus activos digitales, enfatizando la importancia de las carteras personales en lugar de depender de entidades centralizadas. Esta postura refuerza la idea de soberanía individual y autonomía financiera, principios que han resonado en diversas naciones que han explorado alternativas a los sistemas monetarios tradicionales.
La orden menciona la necesidad de proteger a los individuos y empresas que utilizan redes blockchain de posibles represalias, destacando que los desarrolladores y mineros deben poder operar libremente. Este enfoque podría ser visto como una respuesta a la creciente preocupación por la regulación excesiva en el ámbito financiero, una situación que ha llevado a muchos a buscar refugio en sistemas alternativos y descentralizados.
Además, se subraya la importancia de promover la soberanía del dólar estadounidense mediante el apoyo al crecimiento de stablecoins legítimas respaldadas por el dólar a nivel global. Este aspecto refleja una estrategia destinada a fortalecer la posición del dólar en un mundo donde las criptomonedas están ganando cada vez más relevancia.
Desde su victoria en noviembre, Trump ha centrado sus esfuerzos en nombrar líderes gubernamentales que apoyen el sector de las criptomonedas. La nominación de Paul Atkins para presidir la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) es un ejemplo de este enfoque, dado que Atkins es conocido por sus políticas amigables con el mercado y su resistencia a regulaciones excesivas.
En resumen, la reciente orden ejecutiva de Trump representa un intento significativo de reorientar la política estadounidense hacia un marco que fomente la innovación en el ámbito de los activos digitales, en un contexto donde muchos países están considerando la adopción de criptomonedas como parte de su estrategia económica y monetaria. Este desarrollo podría sentar las bases para un nuevo paradigma en la regulación y uso de las criptomonedas a nivel global.
