El expresidente estadounidense Donald Trump ha vuelto a centrar su atención en el sector bancario, esta vez acusando a los directores ejecutivos de los dos mayores bancos de América, Bank of America y JPMorgan Chase, de discriminar a los conservadores. Durante una intervención virtual en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, Trump instó a estos bancos a abrir sus puertas a las voces conservadoras, argumentando que muchos de estos ciudadanos se sienten excluidos del sistema financiero.
Trump declaró: «Espero que empiecen a abrir su banco a los conservadores porque muchos conservadores se quejan de que los bancos no les permiten hacer negocios, y eso incluye un lugar llamado Bank of America». Esta afirmación ha sido desmentida por ambos bancos, que aseguran no tener un «test político» en su atención al cliente.
La respuesta de los bancos
Un portavoz de Bank of America ha señalado que «servimos a más de 70 millones de clientes, damos la bienvenida a los conservadores y no tenemos un test político». Por su parte, JPMorgan Chase ha enfatizado que «nunca hemos cerrado una cuenta por razones políticas, rotundamente». Ambas entidades han manifestado su compromiso de seguir las leyes y regulaciones que rigen su actividad, asegurando que las decisiones de cierre de cuentas están fundamentadas en criterios como el tipo de actividad de la cuenta o el cumplimiento de la documentación requerida.
El contexto de estas acusaciones se remonta a la crisis financiera de 2008, que llevó a los reguladores estadounidenses a incrementar la presión sobre los bancos para que excluyeran a clientes de sectores considerados de alto riesgo, como prestamistas de día de pago o comerciantes de armas. Este enfoque ha suscitado críticas y ha generado un debate sobre la libertad de los bancos para gestionar sus carteras de clientes.
Las acusaciones de Trump también podrían estar relacionadas con quejas previas de fiscales generales de varios estados. En particular, el fiscal general de Kansas, Kris Kobach, envió una carta a Bank of America alegando que el banco había cancelado cuentas de «múltiples grupos religiosos con opiniones convencionales en los últimos tres años». La respuesta de Bank of America fue que las cuentas se cierran por razones como cambios en el propósito declarado o la falta de verificación de documentos requeridos por la ley.
En medio de este debate, es interesante observar cómo las figuras en el entorno de Trump continúan denunciando una supuesta discriminación bancaria. En noviembre, el cofundador de la firma de capital riesgo Andreessen Horowitz, Marc Andreessen, afirmó que muchos fundadores de startups habían sido excluidos de los servicios bancarios en los últimos años, un punto que ha resonado en círculos conservadores y que Trump ha aprovechado como un tema de campaña para 2024.
A pesar de las tensiones, las acciones de Bank of America y JPMorgan Chase han mostrado un ligero aumento tras las declaraciones de Trump, lo que sugiere que el sector bancario sigue siendo un beneficiario de su retórica y de las expectativas económicas que su figura genera en el electorado estadounidense.