
En Estados Unidos, un número creciente de personas mayores de 65 años se encuentra trabajando más allá de la edad tradicional de jubilación. Este fenómeno, que ha cobrado relevancia en años recientes, no solo refleja la situación económica de muchos estadounidenses, sino que también plantea importantes preguntas sobre la estructura del sistema de pensiones y la vida laboral de los individuos mayores.
Un cambio en la dinámica laboral
Las circunstancias personales como las de Diane Wetherington, una residente de Florida de 72 años, son cada vez más comunes. A pesar de haber intentado la jubilación completa, se dio cuenta de que sus cheques de Seguridad Social, menores que los de sus compañeros debido al tiempo que dedicó a la crianza de sus hijos, no eran suficientes para cubrir sus necesidades básicas, así como los crecientes costos de vida. Así, Wetherington optó por continuar trabajando a tiempo parcial como agente contratista remoto para el gobierno local, manteniendo su estabilidad financiera y una mente activa.
Este incremento de trabajadores mayores también ha tenido un impacto positivo en el mercado laboral estadounidense, que ha luchado con escasez de mano de obra tras la pandemia. Según análisis de datos del Bureau of Labor Statistics, el número de trabajadores estadounidenses de 65 años o más aumentó más del 33% entre 2015 y 2024, lo que representa aproximadamente el 7% de la fuerza laboral total en 2024.
El fenómeno ha sido impulsado por una combinación de factores, como el envejecimiento de la población y cambios estructurales en el sistema de jubilación. La transición de pensiones financiadas por los empleadores a planes de contribución definida ha forzado a muchos a permanecer en el mercado laboral durante más tiempo. Además, reformas en la Seguridad Social han elevado la edad de jubilación completa de 65 a 67 años, lo que ha fomentado una tendencia hacia el trabajo prolongado.
Sin embargo, no todos los trabajadores mayores permanecen en el empleo por elección. De acuerdo con Teresa Ghilarducci, directora del Retirement Equity Lab de The New School, cerca de dos tercios de aquellos que continúan trabajando lo hacen por necesidad económica, ya que sus ingresos de Seguridad Social no son suficientes para cubrir sus gastos.
A pesar de los desafíos, es importante señalar que muchos de estos trabajadores encuentran satisfacción y beneficios mentales y físicos en su empleo. Shari Nelson, por ejemplo, comenzó a trabajar en una organización sin fines de lucro a través de un programa de colocación laboral y describió su experiencia como «lo mejor que le ha pasado». Para ella, el trabajo le brinda la seguridad financiera que necesita para ser la abuela que siempre ha querido ser.
A medida que la población envejece, se espera que el número de jubilaciones aumente significativamente en la próxima década. Esto plantea un desafío para las empresas que deben adaptarse y aprovechar la experiencia y habilidades de esta creciente base de talento. Sin embargo, persiste una cultura de edadismo que continúa perjudicando a estos trabajadores, a menudo considerados como «coches vintage» que, aunque valiosos, son subestimados y desechados por su edad.
Frente a esto, es crucial que las empresas modifiquen sus enfoques de contratación para atraer y retener a trabajadores mayores, valorando sus habilidades y experiencia. La importancia de contar con un equipo diverso que incluya a personas de todas las edades no solo es socialmente responsable, sino que también contribuye a un entorno laboral más dinámico y efectivo.