Un reciente estudio ha arrojado luz sobre las potenciales consecuencias de un impacto del asteroide Bennu con la Tierra, un evento que, aunque tiene una probabilidad de 1 entre 2,700 de ocurrir en septiembre de 2182, podría provocar daños globales significativos. Este asteroide, que se estima mide aproximadamente 500 metros de diámetro, es mucho menor que el asteroide que causó la extinción de los dinosaurios, pero su impacto podría alterar drásticamente el clima y los ecosistemas terrestres y oceánicos.
Consecuencias de un posible impacto
Investigadores del Centro de Física Climática IBS de la Universidad Nacional de Pusan han modelado las repercusiones de un posible choque de Bennu con la Tierra. Según los resultados, un impacto podría desencadenar un invierno global que reduciría las precipitaciones y enfriaría el planeta durante varios años. Este fenómeno podría haber influido en la evolución de los seres humanos primitivos, quienes podrían haber experimentado condiciones similares en eventos anteriores de colisiones de asteroides.
El estudio, publicado en la revista Science Advances, utiliza modelos climáticos para simular diferentes escenarios de impacto, centrándose en la inyección de entre 100 y 400 millones de toneladas de material en la atmósfera terrestre. Los resultados indican que el impacto generaría un cráter masivo y liberaría grandes cantidades de aerosoles y gases, alterando la química atmosférica y el clima global. Un impacto en el océano, por ejemplo, podría provocar tsunamis devastadores y una disminución significativa de la capa de ozono.
Los investigadores encontraron que un escenario extremo, con 400 millones de toneladas de polvo en la atmósfera, podría resultar en un «invierno de impacto» global, en el que las temperaturas podrían descender hasta 4 grados Celsius y las precipitaciones reducirse en un 15%. Este descenso abrupto en las temperaturas y la falta de luz solar tendrían un impacto inmediato en la fotosíntesis, lo que podría amenazar la seguridad alimentaria a nivel global.
Un hallazgo inesperado del estudio fue la respuesta de los fitoplancton marinos, que podrían recuperarse rápidamente tras el impacto. La abundancia de hierro en el polvo del asteroide podría desencadenar explosiones de algas en el océano, lo que a su vez podría beneficiar a los ecosistemas marinos y aliviar posibles crisis alimentarias relacionadas con la reducción de la productividad terrestre.