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La caza de iguanas en Taiwán: un culling necesario ante la explosión poblacional

In Sin categoría
febrero 17, 2025

En Taiwán, la población de iguanas ha crecido de manera descontrolada desde que estos reptiles fueron introducidos como mascotas exóticas hace más de 20 años. La situación ha llevado a las autoridades locales a implementar un programa de culling, o eliminación, con el objetivo de reducir el número de estos animales que, al escapar o ser abandonados, han invadido barrios y ocasionado daños a los cultivos en el sur de la isla.

Wu Cheng-hua, un cazador de recompensas de 25 años, es uno de los muchos que se han unido a la causa. Armado con una honda, busca iguanas en las copas de los árboles, donde la mayoría se refugia. «A veces hemos tenido suerte y hemos atrapado 300 iguanas en un día», comenta Wu, quien trabaja junto a otros cazadores contratados por el gobierno del condado de Pingtung, que ofrece hasta 500 dólares taiwaneses (15 dólares estadounidenses) por iguana capturada.

Un problema en aumento

La población de iguanas en Taiwán está estimada en unos 200,000 ejemplares, y las hembra pueden poner decenas de huevos al año. La falta de lluvias estacionales y los inviernos inusualmente cálidos han favorecido el crecimiento de su población en los últimos años, según Chen Tien-hsi, un experto en vida silvestre de la Universidad Nacional de Pingtung. El director general del departamento de agricultura, Cheng Yung-yu, ha señalado que, a pesar de los esfuerzos realizados, el número de iguanas sigue creciendo de forma exponencial.

La caza de iguanas se inició hace casi una década, y este año se ha fijado una meta de más de 100,000 reptiles a eliminar. Sin embargo, los expertos advierten que este esfuerzo probablemente no erradicará la especie, que también se ha convertido en una plaga en otros países, como Estados Unidos.

Los agricultores locales, como Cheng Hui-jung, han visto cómo sus cultivos de frijoles rojos son devastados por estos reptiles. «Se mueven muy rápido y no pudimos atraparlos», lamenta Cheng, quien teme que algunos agricultores se vean obligados a talar los árboles o abandonar sus tierras.

Ante esta situación, el gobierno ha comenzado a incentivar la participación de la población en la caza de iguanas. Durante una sesión de capacitación, Hsin Tseng-kuan, una agricultora de 58 años, compartió su experiencia al aprender a atrapar iguanas. «Cuando vimos una por primera vez, éramos nosotros los que teníamos miedo», relata Hsin, destacando el aspecto imponente de estos reptiles, que parecen pequeños dinosaurios.

Organizaciones de derechos animales, como PETA, han instado a Taiwán a considerar «estrategias no letales» para el control de la población de iguanas. Algunos cazadores han expresado que podrían ser más eficientes y humanitarios si se les permitiera utilizar armas de aire comprimido, cuya regulación es estricta en Taiwán.

Al final de una jornada de caza, Wu y sus compañeros lograron capturar 14 iguanas en tres horas. Los reptiles, algunos aún con vida y heridos, son colocados en una caja plástica antes de ser sometidos a eutanasia y almacenados en un congelador hasta su incineración por parte del gobierno. «Es muy triste verlos así», concluye Wu, quien encuentra satisfacción en ayudar a los agricultores a proteger sus cultivos.

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