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La guerra en Ucrania se adentra en su tercer año, con un conflicto que parece haberse enquistado. Las tropas rusas continúan su avance, aunque de manera lenta, en la región del Donbás, donde la contienda se ha convertido en una lucha de desgaste. Por su parte, el ejército ucraniano no se rinde y mantiene su desafío al Kremlin, llevando a cabo incursiones en la región de Kursk, donde ha logrado establecer el control sobre una amplia zona geográfica.
Desarrollo del conflicto y respuesta ucraniana
En un giro significativo, Ucrania ha comenzado a utilizar los proyectiles de largo alcance que le han sido suministrados por sus aliados para atacar objetivos dentro del territorio ruso. Esta estrategia marca un cambio en la dinámica del conflicto, ya que Kiev busca no solo defender su soberanía, sino también llevar la guerra al corazón del territorio enemigo.
Mientras tanto, el Kremlin ha decidido reforzar sus filas, entrenando a un contingente de aproximadamente 10.000 soldados norcoreanos, quienes podrían ser desplegados en la región de Kursk. Este movimiento refleja la creciente preocupación de Moscú por la situación en el frente y su disposición a buscar aliados en un contexto internacional cada vez más complejo.
El conflicto en Ucrania no solo se limita a la lucha militar, sino que también tiene profundas implicaciones geopolíticas. La respuesta de la comunidad internacional, así como la evolución de las alianzas en la región, serán factores determinantes en el desenlace de esta guerra que ya ha dejado una huella imborrable en la historia contemporánea.
La situación en el terreno sigue siendo tensa y volátil, y es fundamental seguir de cerca los acontecimientos que se desarrollan en esta parte del mundo, donde las decisiones de hoy pueden tener repercusiones significativas en el futuro.