El frío extremo en EE. UU.: ¿Un efecto del cambio climático en un invierno inusual?

In Ciencia y Tecnología
febrero 21, 2025

El frío polar inunda Estados Unidos: un invierno inusual

El invierno en Estados Unidos está experimentando fenómenos climáticos extremos, ya que el país atraviesa al menos la octava ola de aire ártico de la temporada. A pesar de que el invierno es, en general, la estación que se calienta más rápidamente en gran parte del territorio estadounidense, este enero fue el más frío en los 48 estados contiguos desde 1988. Sin embargo, este fenómeno contrasta con el aumento global de temperaturas, ya que enero de este año se registró como el más cálido a nivel mundial, lo que ha llevado a algunos científicos a cuestionar cómo el frío extremo se comporta en un mundo en calentamiento.

Las causas de este comportamiento inusual pueden atribuirse a un vórtice polar que no se comporta como debería, combinado con un patrón meteorológico que parece estar atascado en una configuración particular. Algunos expertos sugieren que esta mezcla de factores podría ser un indicativo de cómo el frío extremo se manifestará en un futuro afectado por el cambio climático, mientras que otros insisten en que se requiere más investigación para comprender completamente estas dinámicas. A pesar de la controversia, existe consenso en que el invierno se está volviendo más cálido debido a la contaminación por combustibles fósiles, lo que convierte a estas ráfagas árticas en un eco de épocas pasadas.

Mecanismos detrás del frío polar

Varios factores atmosféricos, como el vórtice polar, han contribuido a que Estados Unidos sea el epicentro del frío este invierno. Un patrón climático que ha emergido con más frecuencia de lo habitual está generando esta ola de frío, según expertos en meteorología. Este patrón se caracteriza por una extensa área de alta presión que bloquea el aire frío y lo redirige hacia el sur, a través de un descenso en el chorro polar, que es la corriente de aire que transporta las tormentas a través del país. Este fenómeno ha permitido que el aire ártico, que normalmente permanece en el norte, fluya hacia el sur, resultando en un invierno inusualmente frío para la parte continental de Estados Unidos.

La situación se complica por la frecuencia inusual con la que se producen estos eventos de vórtice polar estirado, que han permitido que el aire frío se desplace más al sur de lo habitual. A pesar de que el vórtice polar ha sido más fuerte de lo normal este año, su forma alargada ha facilitado la incursión de aire ártico en territorios que generalmente no experimentan tales temperaturas extremas. Esto ha llevado a que ciudades como Dallas enfrenten temperaturas bajo cero y a que Nueva Orleans registre nevadas récord, lo que refleja las profundas implicaciones que estos cambios tienen en el clima y la vida cotidiana de millones de personas en la región.

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