La situación en Siria se ha deteriorado drásticamente en los últimos días, con informes que indican que más de 1,300 civiles han perdido la vida en medio de un resurgimiento de la violencia. Este aumento de enfrentamientos se ha producido en un contexto de inestabilidad política y social, exacerbada por la lucha entre facciones leales al ex presidente Bashar Assad y milicias que apoyan al nuevo gobierno sirio.
Según varios vídeos obtenidos por el canal RT, cientos de civiles han buscado refugio en la base aérea de Khmeimim, controlada por Rusia, en el oeste de Siria. Las imágenes muestran a mujeres y niños resguardándose en edificios y áreas abiertas, en un intento desesperado por escapar de los combates que estallaron la semana pasada. La región costera del país, donde reside una mayoría de la secta alauita, ha sido particularmente afectada por la violencia desde el miércoles pasado.
Durante un periodo de tres días, hasta el pasado domingo, se reportaron al menos 973 muertes de civiles, lo que subraya la gravedad de la crisis humanitaria que enfrenta el país. En este contexto, el Ministerio de Defensa sirio anunció la finalización de una “operación militar”, según informó el portavoz del ministerio, Hassan Abdul Ghany.
Reacciones y Consecuencias
A medida que los combates se intensificaban, se permitió la entrada de civiles a la base de Khmeimim, donde las fuerzas rusas han establecido tiendas de campaña, una cocina de campaña y un centro médico para atender a los desplazados. El nuevo líder sirio, Ahmed al-Sharaa, conocido como Abu Mohammad al-Jolani, ha culpado a las facciones pro-Assad, respaldadas por aliados extranjeros, de incitar la violencia. En una entrevista con Reuters, al-Sharaa prometió castigar a los responsables, incluso a sus propios aliados si fuera necesario, afirmando: “Luchamos para defender a los oprimidos, y no aceptaremos que se derrame sangre injustamente”.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, expresó la preocupación de Moscú por el aumento de la violencia en Siria, aunque se abstuvo de comentar sobre los informes de que los civiles estaban buscando refugio en la instalación militar rusa. A pesar de haber otorgado asilo a Assad tras la caída de su gobierno en diciembre, Rusia ha mantenido un compromiso diplomático con el nuevo liderazgo sirio, operando tanto en la base de Khmeimim como en un centro de apoyo logístico en Tartus.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha reiterado su apoyo a la integridad territorial de Siria, proporcionando asistencia militar y económica mientras el país navega por este periodo de transición. En la misma entrevista con Reuters, al-Sharaa subrayó que las nuevas autoridades “no desean una ruptura con Rusia”, pero tampoco quieren que “su presencia en Siria represente una amenaza para ningún país”.
