El mundo del arte se enfrenta a un nuevo conflicto legal que involucra la obra ‘Madonna and Child’ del pintor renacentista Antonio Solario, robada en 1973 del museo cívico de Belluno, en el norte de Italia. La pintura, que data del siglo XVI, ha sido objeto de disputas desde su sustracción, y su actual propietaria, Barbara de Dozsa, exesposa del barón de Dozsa, se niega a devolverla a su país de origen.
La historia de esta obra comienza con su robo, del cual no se tienen detalles precisos sobre los responsables. Posteriormente, la pintura fue adquirida por el barón, quien la llevó a su casa de campo en Norfolk, Inglaterra. A pesar de que la obra figura en la base de datos de arte robado de Interpol, su situación legal se complica por el hecho de que las autoridades británicas decidieron devolverla a de Dozsa tras un intento fallido de venta en una casa de subastas, donde fue identificada como una obra robada.
Christopher Marinello, abogado especializado en la recuperación de obras de arte robadas, ha tomado la iniciativa de devolver la pintura a Belluno, dado que tiene raíces familiares en la región. Marinello ha expresado su frustración ante la negativa de Barbara de Dozsa a renunciar a la obra, a pesar de que ella ha declarado que no le gusta y que no la exhibe debido a su asociación con su exmarido. Esta situación ha suscitado un debate sobre la repatriación de bienes culturales y la responsabilidad de los propietarios actuales de obras robadas.
La policía de Norfolk, que intervino en el caso tras el intento de venta de la pintura, ha informado que no están llevando a cabo ninguna investigación activa sobre el asunto. Según las autoridades, la decisión de devolver la obra se basó en la falta de respuesta por parte de las autoridades italianas durante un periodo prolongado. Sin embargo, Marinello sostiene que el valor de la pintura trasciende su cotización monetaria, estimada en menos de 100,000 libras esterlinas (aproximadamente 119,000 euros), dado que Solario es un artista relevante para la historia cultural de Belluno.
Este caso resalta no solo la complejidad del tráfico de obras de arte, sino también la importancia de la restitución de patrimonio cultural a sus lugares de origen. La comunidad de Belluno ha expresado su deseo de recuperar esta pintura, que representa una parte de su identidad cultural y artística, lo que añade una capa emocional a las cuestiones legales y éticas en juego.
