COP30, la 30ª edición de la Conferencia de las Partes, se llevará a cabo en noviembre de 2025 en Belém, capital del estado de Pará, en el corazón de la Amazonía brasileña. Este evento, organizado por las Naciones Unidas, tiene como objetivo definir e implementar acciones globales para abordar la crisis climática, y su localización en un área simbólicamente rica resalta su relevancia.
En este contexto, un reciente estudio ha analizado la gobernanza de las políticas públicas sobre bioeconomía en el estado de Amazonas, Brasil. La investigación, publicada en la Revista de Administração Contemporânea, busca entender cómo estas políticas se integran con los esfuerzos locales y cómo pueden mejorar su efectividad.
La autora del estudio, Vanessa Cuzziol Pinsky, investigadora del Proyecto de Bioeconomía en la Escuela de Economía, Administración, Contabilidad y Ciencias Actuariales de la Universidad de São Paulo (FEA-USP), ha trabajado bajo la supervisión del profesor emérito Jacques Marcovitch y con la participación del investigador Adalberto Luis Val, actualmente en el Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonía (Inpa).
Un enfoque innovador para la gobernanza
El objetivo principal de la investigación es examinar si y cómo el sistema de gobernanza de las políticas públicas en bioeconomía en Amazonas está integrado con los esfuerzos de implementación. Pinsky explica que su modelo se basa en la «gobernanza experimentalista», un enfoque exitoso en la Unión Europea para tratar la complejidad y diversidad de sus estados miembros sin imponer reglas rígidas, especialmente en áreas como el cambio climático y los derechos sociales.
Este modelo promueve un proceso flexible que involucra a actores públicos y privados de diferentes niveles, fomentando un aprendizaje continuo basado en la práctica y la participación descentralizada. La meta es formular reglas y definir mecanismos de implementación que aseguren que las políticas nacionales se traduzcan en prácticas concretas a nivel subnacional y local, beneficiando así el desarrollo socioeconómico y la conservación ambiental.
El estudio también destaca la importancia de crear un sistema de métricas y objetivos con indicadores de resultados e impactos, establecer mecanismos de financiamiento sostenible e institucionalizar la bioeconomía como una política transversal a largo plazo. Estas medidas son fundamentales para asegurar la sostenibilidad de las iniciativas y atraer inversiones a la región.
Pinsky subraya que el concepto de «redes de conocimiento productivo», propuesto por la Secretaría Ejecutiva de Ciencia, Tecnología e Innovación del Estado de Amazonas (SEDECTI), fue clave en su investigación. Este enfoque reconoce que el uso sostenible de los recursos naturales, así como la recolección y cultivo por parte de agricultores familiares y pueblos tradicionales, son pilares fundamentales para construir cadenas productivas en los territorios.
La investigación agrupa sus recomendaciones en cinco pilares fundamentales que pueden ayudar a mejorar el sistema de gobernanza de las políticas públicas en bioeconomía. Estos incluyen el desarrollo de una bioeconomía inclusiva que considere la diversidad y los desafíos locales, la institucionalización de la bioeconomía como política de Estado y la implementación de estrategias de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo en la formulación de políticas.
La bioeconomía se presenta como una alternativa viable para combinar el desarrollo socioeconómico con la conservación ambiental en la Amazonía, pero su éxito dependerá de un sistema de gobernanza efectivo y participativo, capaz de resistir los cambios políticos. En este sentido, la valorización del conocimiento tradicional y la participación activa de los pueblos indígenas y comunidades locales son esenciales para la implementación de políticas bioeconómicas que prioricen la sostenibilidad y el bienestar de las comunidades.
