
Un reciente estudio danés ha revelado un aspecto fascinante y poco conocido sobre las esculturas de la antigua Grecia y Roma: además de estar pintadas en colores cálidos, algunas de estas obras maestras también estaban perfumadas. Este hallazgo, publicado en el Oxford Journal of Archaeology, nos invita a replantear nuestra percepción de estas esculturas, que no solo eran objetos visuales sino también sensoriales.
La percepción de lo divino en la antigüedad
Según la arqueóloga Cecilie Brons, autora del estudio y curadora en el Museo Glyptotek de Copenhague, las estatuas de mármol blanco no estaban destinadas a ser vistas simplemente como esculturas en piedra. «Debían parecerse a un dios o diosa reales», explicó Brons en una entrevista con el sitio científico danés Videnskab. Este enfoque nos ayuda a entender que la admiración hacia estas figuras no se limitaba al aspecto visual, sino que también incluía una experiencia olfativa.
Brons se adentró en los escritos de autores romanos como Cicerón y en inscripciones de templos griegos antiguos para llegar a esta conclusión. En sus investigaciones, encontró que los perfumes y aceites aromatizados eran una parte importante de la «decoración» aplicada a las estatuas de culto religioso en la antigüedad. Cicerón, por ejemplo, menciona un tratamiento ritual de una estatua de Artemisa, la diosa de la caza, que fue ungida con ungüentos y aceites fragantes en la ciudad siciliana de Segesta.
Asimismo, en la isla de Delos, inscripciones en templos revelan que algunas estatuas eran mantenidas mediante el roce con perfumes de rosa. Brons concluye que «admirar una estatua durante la antigüedad no solo era una experiencia visual, sino también olfativa». Este descubrimiento resalta la complejidad de las prácticas religiosas y artísticas de la época, donde el arte y los sentidos estaban intrínsecamente conectados.
Investigaciones anteriores ya habían encontrado trazas de pigmentos en esculturas de la antigua Grecia y Roma, evidenciando que las obras que habíamos asumido como blancas eran, en realidad, vibrantes y coloridas. La combinación de pigmentos con fragancias sugiere un enfoque holístico hacia la apreciación del arte en la antigüedad, donde cada elemento jugaba un papel crucial en la representación de lo divino.
Más información:
Cecilie Brøns, THE SCENT OF ANCIENT GRECO‐ROMAN SCULPTURE, Oxford Journal of Archaeology (2025). DOI: 10.1111/ojoa.12321
© 2025 AFP