
La misión AWE (Atmospheric Waves Experiment) de la NASA, situada a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI), ha alcanzado un hito significativo al completar su 3,000ª órbita y liberar al público su primer conjunto de datos científicos. Esta información es crucial para comprender cómo los sutiles cambios en la atmósfera terrestre provocan perturbaciones, así como para investigar el impacto de estos fenómenos atmosféricos en los sistemas tecnológicos tanto en la Tierra como en el espacio.
Según Ludger Scherliess, investigador principal de la misión y profesor de física en la Universidad Estatal de Utah, “hemos liberado los primeros 3,000 orbes de datos recolectados por el instrumento AWE en el espacio y transmitidos de vuelta a la Tierra. Esta es una vista de las ondas gravitacionales atmosféricas que nunca se había capturado antes”. La liberación de datos incluye más de cinco millones de imágenes individuales de la luz del aire nocturno y observaciones de ondas gravitacionales atmosféricas recogidas por las cuatro cámaras del instrumento.
Avances en la comprensión de las ondas gravitacionales atmosféricas
Las ondas gravitacionales atmosféricas se forman de manera natural en la atmósfera terrestre, influenciadas por el clima y la topografía del planeta. Si bien los científicos han estudiado este fenómeno durante años, la mayoría de las investigaciones se han llevado a cabo desde puntos selectos en la superficie terrestre. Con los datos de AWE, se abre la posibilidad de realizar mediciones casi globales de estas ondas, así como de estudiar su energía y momento en escalas que van desde decenas hasta miles de kilómetros.
El programa científico de AWE, como señala Esayas Shume, científico del programa en la sede de la NASA en Washington, «está proporcionando imágenes y datos increíbles para entender lo que solo observamos por primera vez hace menos de una década». Este conjunto de datos, ahora disponible en línea, es visto como un recurso influyente para la comunidad científica mundial.
El instrumento AWE, conocido como el Mapeador de Temperatura Mesosférica Avanzado (AMTM), está compuesto por cuatro telescopios idénticos y está montado en el exterior de la EEI, donde puede observar la Tierra. Durante su órbita, los telescopios del AMTM capturan franjas de 11,000 kilómetros del planeta, registrando imágenes de las ondas gravitacionales atmosféricas mientras se mueven desde la atmósfera inferior hacia el espacio. El AMTM mide y registra el brillo de la luz en longitudes de onda específicas, lo que permite crear mapas de temperatura del aire y de las ondas, revelando así la energía de estas ondas y su movimiento en la atmósfera.
Los datos de AWE no solo ofrecen una visión más clara de las ondas gravitacionales, sino que también brindan información sobre cómo las interacciones entre el clima terrestre y el clima espacial afectan las comunicaciones satelitales y la navegación. Scherliess destaca la creciente dependencia de los satélites para aplicaciones cotidianas, como la navegación GPS, y enfatiza que AWE representa un esfuerzo para centrar la ciencia en las ondas gravitacionales atmosféricas y utilizar esa información para predecir mejor el clima espacial que podría interrumpir las comunicaciones satelitales.
Como parte del análisis de estos datos, los investigadores y estudiantes de la Universidad Estatal de Utah desarrollaron nuevo software para abordar desafíos previamente desconocidos. Scherliess menciona que las reflexiones de las nubes y del suelo pueden oscurecer algunas de las imágenes, y se trabaja para asegurar que los datos proporcionen imágenes claras y precisas del poder transportado por las ondas. Además, es fundamental alinear correctamente las imágenes provenientes de los cuatro telescopios del AWE y garantizar que las reflexiones de luz no enmascaren las observaciones.
A medida que avanza la misión, los científicos investigarán cómo la actividad de las ondas gravitacionales varía con las estaciones alrededor del mundo. Scherliess espera ver cómo la comunidad científica global utilizará las observaciones de AWE, ya que los datos recolectados a través de esta misión ofrecen una visión sin precedentes sobre el papel del clima terrestre en el clima espacial.