Los astronautas de la NASA Suni Williams y Butch Wilmore regresaron a la Tierra tras pasar 286 días en la Estación Espacial Internacional (EEI), un tiempo considerablemente mayor al que inicialmente habían previsto. Junto a ellos, viajaron el astronauta Nick Hague y el cosmonauta ruso Aleksandr Gorbunov a bordo de una cápsula SpaceX, aterrizando frente a las costas de Florida. A su llegada, equipos de rescate se encargaron de su recuperación, utilizando camillas médicas como parte del protocolo estándar para todos los astronautas que retornan de una misión espacial.
La investigación sobre el impacto de la vida en el espacio en el cuerpo humano ha sido un área de interés para la NASA durante décadas. Los astronautas experimentan cambios significativos, especialmente en la distribución de fluidos corporales, que pueden provocar hinchazón facial y debilidad en las piernas. Además, sin la gravedad, los huesos y músculos no se ejercitan de forma natural, lo que puede llevar a una pérdida de densidad ósea de entre el 1% y el 1,5% mensual, aumentando el riesgo de fracturas y dolor en la espalda. Para contrarrestar estos efectos, los astronautas siguen rigurosas rutinas de ejercicio de dos horas diarias.
Al regresar a la Tierra, los astronautas enfrentan también el desafío de readaptarse a la gravedad. Su sistema vestibular, que ayuda a mantener el equilibrio, puede estar desorientado, lo que dificulta la movilidad. La recuperación física puede llevar semanas o meses, y es común que experimenten molestias como pies sensibles debido a la falta de uso en el espacio. Además, el impacto psicológico de estar en un entorno confinado y el trastorno de los ritmos circadianos pueden afectar su bienestar emocional. A pesar de estos desafíos, Williams y Wilmore se sienten en buena forma física y están listos para afrontar la gravedad terrestre tras su prolongada estancia en el espacio.
