El parlamento húngaro ha aprobado recientemente una ley que prohíbe de manera efectiva la celebración de eventos del orgullo LGBTQ en todo el país. Esta legislación, que amplía una prohibición existente sobre la exposición de menores a contenidos relacionados con la comunidad LGBTQ, fue respaldada principalmente por el partido gobernante Fidesz y su socio de coalición, los Demócratas Cristianos. La votación se llevó a cabo el pasado martes con un resultado de 136 votos a favor y 27 en contra.
La nueva normativa otorga a las fuerzas del orden la facultad de filmar a los asistentes a las manifestaciones prohibidas para su identificación, y establece sanciones económicas que pueden superar los 500 euros para los participantes de estos eventos. La ley fue tramitada de manera acelerada, apenas un día después de su presentación, lo que ha suscitado críticas sobre la falta de debate democrático en el proceso legislativo.
Protestas y reacciones
En un intento por interrumpir la votación, los miembros de la oposición encendieron bombas de humo de colores y reprodujeron música de la era soviética desde altavoces, buscando así desestabilizar la sesión. A pesar de estos esfuerzos, la ley fue aprobada, lo que provocó la indignación de miles de manifestantes que se congregaron frente al parlamento en Budapest. Los protestantes marcharon por el centro de la ciudad, bloqueando el tráfico en el Puente Margarita, el segundo más grande de la capital. La policía reportó dos arrestos, aunque la manifestación se desarrolló en su mayoría de manera pacífica.
El primer ministro Viktor Orbán ha sido un crítico abierto de lo que él denomina «ideología LGBTQ», considerándola una amenaza para los valores cristianos conservadores de Hungría y un instrumento de las élites globalistas para socavar los estados-nación. Esta postura ha llevado a muchos detractores a argumentar que el país está experimentando un retroceso en sus principios democráticos bajo su liderazgo. Organizaciones que promueven el orgullo en Budapest han acusado a Orbán de imponer un régimen de «fascismo» en la nación.
La aprobación de esta ley ha generado un debate intenso sobre la libertad de expresión y los derechos de las minorías en Hungría, en un contexto donde la comunidad internacional observa con preocupación el avance de políticas que limitan la diversidad y la inclusión.
