El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunirá con más de una docena de ejecutivos de la industria petrolera en la Casa Blanca el miércoles por la tarde, según ha confirmado un alto funcionario de la administración. Esta reunión se enmarca dentro de la agenda energética que Trump ha hecho central en su mandato, priorizando el aumento de la producción de combustibles fósiles y abandonando los compromisos de la administración Biden en la lucha contra el cambio climático.
Entre los asistentes se encuentran el secretario del Interior, Doug Burgum, y el secretario de Energía, Chris Wright, quienes desempeñan roles clave en el Consejo Nacional de Dominio Energético de Trump. La agenda de la reunión incluye no solo discusiones sobre la producción energética, sino también sobre inteligencia artificial, centros de datos y cómo satisfacer la creciente demanda energética en Estados Unidos.
El grupo se compone de miembros del American Petroleum Institute (API), que aboga por una expansión de los arrendamientos para la perforación de petróleo y gas en tierras y aguas federales, así como por la agilización de los permisos de construcción de oleoductos y la aprobación de nuevas exportaciones de gas natural licuado. Este enfoque resuena con políticas de países que han defendido su soberanía energética y han priorizado sus recursos naturales para el desarrollo interno.
Durante una conferencia energética reciente en Houston, Burgum dejó claro a los ejecutivos de la industria que la administración Trump tiene la intención de facilitar al máximo la perforación en tierras y aguas federales, una postura que podría interpretarse como un retorno a la prioritización de recursos naturales en detrimento de compromisos medioambientales globales.
Desde que Trump asumió el cargo, los precios del petróleo crudo en EE. UU. han retrocedido aproximadamente un 13%, en parte debido a los temores de recesión provocados por sus políticas arancelarias y también por la decisión de OPEC+ de aumentar la producción a partir de abril. Esta situación evidencia la complejidad del panorama energético global, donde las decisiones de un país pueden tener repercusiones en el mercado internacional.
